sábado, setiembre 16, 2006

La muerte de Oriana, el Islam, y otras cosillas


Ha muerto Oriana Fallaci. Genial, controvertida, con tantas cualidades buenas y malas como cualquiera de nosotros. Pero nadie podrá negarle el valor que tuvo para volver de su agonía de moribunda para revivir con toda energía sus pocos últimos años, embarcada en la lucha contra el terrorismo islámico.

Y como para recordárnosla, el monarca vaticano ha incurridoen lo que aparentemente sería otro desborde verbal (al menos así lo han considerado muchos comentaristas de las noticias) para volverse el centro de la furia de los musulmanes. ¿Por qué? Pues, en este caso, y mal que le pese a esos pusilámines y/o cultores de lo "políticamente corresto, todo fue por osar decir que la religión no debe imponerse por la espada.

¡Que ironía! Benedicto XVI ha sido figura principal (el Prefecto, nada menos) de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Tribunal de la Santa Inquisición. Si bien la infranqueable barrera del tiempo le ha impedido actuar directamente en las torturas y las hogueras, las ha defendido y compartido en espíritu, ese espíritu que quiso imponer el catolicismo a sangre y fuego sin respetar a nadie. Y es él quien ahora hace tal declaración.

Y lo más aterrador es que tiene razón. La religión, y mucho más la combinación religión-estado, es la enemiga de todas las libertades y de todos los humanismos. Así lo demuestra la historia de los antiguos sacerdores egipcios, de la iglesia católica, de la iglesia protestante, y de los actuales estados islamitas.

Esto de ofenderse por decir la verdad (que los extremistas musulmanes pretenden aplastar a todos los que no compartan y/o no acepten sus doctrinas religiosas) sería casi cómico, si no fuera tan trágico.

Los islamitas y sus estados religiosos representan el mayor peligro que tiene la humanidad librepensadora. Son los enemigos declarados de la civilización occidental y de todo lo bueno que esta representa, de sus siglos de lucha contra la opresión y el oscurantismo. ¡Y todavía tienen el descaro de molestarse cuando alguien lo dice en voz alta!

En sus deseos de defender el respeto a los derechos de las minorías o de las diferencias sociales, raciales, o de creencias religiosas, sexuales y/ filosóficas, Occidente ha cometido un error gravísimo. Para evitar la discriminación étnica o sexual, ha puesto en el mismo plano a la religión. Y eso está mal. Como dijo Rowan Atkinson, el inefable Mr Bean:

No se debe confundir raza y religión. Uno no puede elegir su raza, pero sí puede elegir su religión. Si eliges tu religión, o aceptas la que has heredado, tienes que aceptar responsabilidades por ello y por las acciones y actividades que se perpetran en nombre de esa religión. Me preocupa que la gente pretenda que la religión ha de recibir garantía de inmunidad, que no pueda ser criticada ni ridiculizada. Es absurdo criticar a alguien por su raza, pero la religión es un conjunto de ideas, y es importante que todas las ideas puedan ser sometidas a analisis.

Occidente, el mundo librepensador, debe comprender el peligro que significa el islamismo ortodoxo y los estados religiosos islamitas.

Oriana lo vio claramente, y luchó contra él, con toda la fuerza de su mente privilegiada y de su cuerpo enfermo. Fue criticada, sometida a jucio, pero solamente la muerte pudo silenciarla.

Es deber y necesidad de Occidente recordarla, mantener con vida su espíritu, y sostener sus libertades y sus derechos contra viento y marea, aún contra sus propias leyes.

Occidente no puede callarse, no puede ignorar la amenaza del terrorismo islámico.

No debemos callarnos. No podemos callarnos.