lunes, abril 16, 2012

La Antártida no se está descongelando

Desde 1979 el continente antártico ha aumentado su extensión de hielo, algo que contradice los anuncios del alarmismo climático.

Una y otra vez las voces alarmistas del calentamiento global antropogénico difunden verdades a medias o incluso falsedades con el fin de engañar al público en provecho de sus propios intereses, cualesquiera que estos resulten ser.
península_antártica_en_el_continente_antártico

Mapa de la Antártida mostrando la ubicación de la península antártica.
© Wikipedia
Muchas veces estas alarmas se publican año a año, repitiendo los mismos conceptos una y otra vez esperando que el público haya olvidado sus fallidos augurios del año anterior y difundiendo generalmente datos y fotografías (muchas veces trucadas) obtenidos en los momentos más convenientes para sus fines, principalmente durante el verano (temperaturas más altas, deshielo, etc.).

A veces esas supercherías son nada más que un montón de tonterías, pero otras tienen una apariencia realmente científica. En estos casos todo parte de uno o dos datos reales a los que se les agrega el resultado de algunos modelos de computadora (que no son realidad, sino meras especulaciones con más o menos fundamento) y se elimina cuidadosamente toda referencia a información científica que contradiga el engaño y/o que pueda iluminar al lector.

En estos primeros días de abril el tema ha sido la supuesta fusión de los hielos antárticos a causa del calentamiento global antropogénico, y para eso un muy reciente informe de ESA, la Agencia Espacial Europea, ha mostrado la rotura de la plataforma de hielo Larsen junto a las costas de la Península Antártica. Para demostrar la tendencia engañosa de sus afirmaciones deberemos hacer un pequeño ejercicio de aprendizaje y análisis, la mejor manera de desmontar cualquier superchería.

jueves, abril 05, 2012

Suicidio por asesinato

La historia nos demuestra que, antes como ahora, la devoción religiosa puede provocar crímenes horribles.

Torturas_de_la_inquisición
La religiosidad no implica necesariamente sensibilidad, humanismo o amor por el prójimo, en ninguna época y para ninguna de las religiones, sin que importe para ello la devoción o la sinceridad del creyente.

Los ejemplos de fanatismo a gran escala, de grupos o de sociedades enteras, son muchos y muy conocidos. El cristianismo, por ejemplo, tuvo los suyos, como la inquisición, la caza de brujas o las cruzadas. Hoy en día en occidente sufrimos el embate del radicalismo islamita y, en general, así es como los vemos: grupos organizados o estados guiados por una concepción religiosa que no aceptan la pluralidad de ideas y comportamientos.