miércoles, mayo 02, 2007

Los mundos helados de Julio A. Fernández

Entrevista con uno de los científicos que lideraron la propuesta para la nueva definición de “planeta”.

En 1951, Gerard Kuiper, un científico holandés-estadounidense (y antes que él, en 1949, otro astrónomo irlandés, Kenneth Edgeworth) mencionó, dentro de trabajos más amplios sobre el origen del sistema solar, que podrían existir objetos helados, tales como cometas, más allá de la órbita de Neptuno. Esto habría quedado simplemente allí, como una de las tantas posibilidades que muchas veces mencionan los científicos en sus artículos, pero sin ninguna prueba “concreta”, si no hubiera sucedido algo especial.
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Lic. Julio A. Fernández
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En 1980, el Lic. Julio A. Fernández publica un trabajo, “On the existence of a comet belt beyond Neptune'' (“Sobre la existencia de un cinturón de cometas más allá de Neptuno”), en el que demuestra que la única posibilidad de que existan cometas de período corto es que haya un anillo plano de objetos helados más allá de Neptuno. Los objetos escapados de este anillo (o cinturón) se acercarían al Sol y la acción gravitatoria de los planetas, en especial la de Júpiter, los convertirían en cometas de corto período.

Teniendo en cuenta esta primera comprobación matemática del asunto, muchos astrónomos consideran que, de no haber mediado consideraciones no puramente científicas, el Lic. Fernández debería haber obtenido el reconocimiento que le correspondía y que el actual Cinturón de Kuiper debería ser llamado en realidad Cinturón de Fernández, o al menos cinturón de Kuiper-Fernández.

Julio Ángel Fernández nació en Montevideo en 1946. En el año 1974 obtuvo su licenciatura en astronomía en la UDELAR (Universidad de la República Oriental del Uruguay). Desde 1987 ha estado a cargo de la Dirección del Departamento de Astronomía del Instituto de Física de esa casa de estudios, y desde enero de 2005 ocupa el cargo de decano de la Facultad de Ciencias de la mencionada universidad. Es el actual presidente de la Sociedad Uruguaya de Astronomía, distinción que ya había ostentado también durante el período 1994-1998.

Con un amplio prestigio internacional, el Lic. J. A. Fernández ha realizado muchísimos trabajos científicos, especialmente en el área del estudio de los cometas. Entre otras instituciones, es miembro del Comité de Nombres de Cuerpos Menores de la Unión Astronómica Internacional. Por resolución de julio de 1996 de la UAI, el asteroide 5596 fue denominado “Julioangel” en su honor.

Con su amabilidad acostumbrada, el Lic. Fernández accedió a responder un cuestionario sobre este y otros temas.
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El Cinturón de Kuiper es una región en forma de disco compuesta de objetos helados que orbitan alrededor del Sol a una distancia de entre 30 a 50 Unidades Astronómicas. Es la fuente de los cometas de corta duración.
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En general, los objetos del cinturón de Kuiper serían enormes bloques de hielo, o al menos el hielo debería formar buena parte de su masa. Además, sus órbitas son altamente elípticas. ¿No deberían diferenciarse de alguna forma de objetos claramente rocosos y/o con órbitas más o menos circulares, como Ceres?

Julio A. Fernández: Es cierto. De hecho se habló durante la Asamblea General de la UAI de “planetas enanos” rocosos (caso de Ceres) y de “planetas enanos” plutonianos, correspondientes a la región transneptuniana. Esta última denominación no salió aprobada. En lo personal me parece excesivo seguir agregando nombres que terminan confundiendo al público.

Ceres fue descubierto en 1801 y por 52 años se lo consideró un planeta. Más tarde, cuando se descubrió que pertenecía a un grupo de cuerpos similares, Sir William Herschel acuñó el término asteroide (parecido a una estrella). Para el caso de la nueva clasificación, ¿no habría sido más conveniente utilizar el término “planetoide”?

J.A.F.: De hecho la palabra planetoide la utilizamos en nuestra primera propuesta escrita con Gonzalo Tancredi. Sin embargo, en la sesión plenaria de la División III de la UAI (Sistemas Planetarios) surgió una mayoría clara por la denominación “planeta enano”. En lo personal hubiera preferido planetoide o planetino, pero no tengo problema con utilizar el término “planeta enano”.

Muchos de los objetos del cinturón de Kuiper descubiertos últimamente suelen seguir órbitas muy elípticas que hacen que sólo sean detectables durante sus máximas aproximaciones y después desaparezcan durante miles de años. El hecho de que en poco tiempo se hayan descubierto varios planetas enanos similares a Plutón ¿Implica que estadísticamente debe de haber cientos o miles de planetas enanos por descubrir en los próximos siglos? ¿Esto no degradaría el uso del término “planeta”?

J.A.F.: Es muy probable. En realidad, estamos hablando del descubrimiento de cientos o miles de “planetas enanos” que no son planetas, aclaremos. Sin embargo, también es posible que se descubra un objeto mucho más grande que rivalice en tamaño con Mercurio, Marte, o incluso mayor. Si esto llega a ocurrir, ahí veremos que nombre le ponemos. Por el momento, no tiene sentido adelantarse a los acontecimientos.

El término “cuerpos menores” abarca a objetos tan diferentes como los asteroides, los cometas, y los incontables objetos transneptunianos. ¿Era realmente necesaria esa clasificación tan amplia?

J.A.F.: Sí, porque en el sistema solar nos imaginamos toda una jerarquía de cuerpos, teniendo en la cúspide a los planetas, que dominaron sus respectivas zonas de formación. En la zona intermedia tenemos a los “planetas enanos”, no dominantes en sus zonas de formación pero que adquirieron la masa suficiente para adoptar una forma cuasi esférica por equilibrio hidrostático, y finalmente en el piso a los cuerpos menores (cometas, asteroides), pedazos de roca o de roca y hielos de formas irregulares.

Una de las dificultades que presenta la nueva definición está en el punto 1c de la resolución. El término "despejar" no es muy preciso y está siendo utilizado como uno de los puntos para enfrentarla, con proposiciones tan chocantes como decir, por ejemplo, que Júpiter no es un planeta pues no ha "despejado" de su órbita a los asteroides troyanos. ¿Podría aclarar un poco el concepto, para mejor comprensión de nuestros lectores?

J.A.F.: El caso de los Troyanos es muy peculiar porque se encuentran en un nicho dinámicamente estable del sistema solar, que son los denominados puntos lagrangeanos. En todos los demás casos (cometas, asteroides) que llegan a cruzar la órbita de uno o más planetas vemos que ellos duran poco tiempo, ya que son eyectados del sistema solar por las perturbaciones planetarias.

Aparentemente, en el cinturón de Kuiper hay una probabilidad bastante alta de existencia de objetos binarios ¿Que explicación hay?

J.A.F.: Los objetos binarios se pueden explicar como resultado de colisiones mutuas que provocan la fragmentación de los objetos con la subsiguiente reacumulación de los fragmentos por gravedad mutua, en muchos casos en dos o más objetos que quedan gravitatoriamente ligados en sistemas binarios o múltiples.

¿Hay en proyecto algún sistema para detección automática de objetos transneptunianos similar a los proyectos NEAT o LINEAR de detección de cometas?

J.A.F.: Si, hay algunos tanto en los EE.UU. (Mike Brown, David Jewitt, entre otros), como en otros países. En España podemos mencionar al proyecto de José Luis Ortiz y colegas.

Podría imaginar algún posible nuevo descubrimiento que forzara a replantear la definición de planeta?

J.A.F.: Sí. Como dije algunas preguntas antes, el descubrimiento de algún objeto transneptuniano del tamaño de Mercurio o mayor podría llevar a una rediscusión del tema.

Hace apenas seis años (en octubre de 2006), Alan Stern y Harold F. Levison enviaron a la UAI sus criterios [1] para la clasificación planetaria. Según ellos, en el sistema solar habría 8 “überplanets” (los 8 clásicos, de Mercurio a Neptuno) y varios “unterplanets” (Plutón, Ceres, y varios otros objetos del Cinturón de Kuiper). Esta clasificación parecería ser una base inicial para la resolución tomada por la UAI. Sin embargo, ahora Stern ha iniciado una fuerte contraofensiva para mantener el status de Plutón como “planeta”. Muchos dicen que ese cambio se debe en parte a su actual cargo como director de la misión New Horizons, y en parte porque esa resolución supondría para los científicos estadounidenses la pérdida del crédito por haber descubierto al menos dos “planetas”, Plutón y 2003 UB313. ¿Tiene alguna opinión al respecto?

J.A.F.: No puedo hablar demasiado de las intenciones ocultas de Stern u otros. Es claro que en muchas personas la tradición de mantener a Plutón como planeta pesa mucho, en particular entre los norteamericanos, ya que en los EE.UU. se descubrió Plutón.

Usted ha sufrido en su propia persona las consecuencias de la disparidad existente entre los científicos del primerísimo mundo y los del resto (especialmente los hispano-parlantes), reflejado en la falta de reconocimiento oficial por sus logros y en la carencia de fondos para la investigación. En esta nueva batalla que se ha dado por la decisión de la UAI, parecen darse parámetros similares. ¿Es posible que la racionalidad científica pueda prevalecer sobre tantos intereses y prejuicios?

J.A.F.: En esta batalla los hispano-parlantes tenemos la satisfacción de que hemos sido escuchados y nuestra opinión tuvo un cierto peso en la decisión final. En Iberoamérica (en particular Argentina, Brasil, España y Uruguay) han surgido varios grupos de muy buen nivel en el campo de las ciencias planetarias que nos da cierto peso como región en el concierto internacional. No es casualidad que el último congreso internacional de la serie “Asteroids, Comets, Meteors” haya tenido lugar en Río de Janeiro.

Parecería que el estudio de la astronomía ha perdido fuerza en los programas de enseñanza de muchos de nuestros países, haciendo que los jóvenes, como personas y como habitantes de nuestro mundo, desconozcan nuestro lugar dentro del universo en que nos encontramos inmersos. ¿Qué propondría Ud. para convencer a la opinión pública y los responsables de la educación sobre la importancia de esta disciplina?>

J.A.F.: Es cierto que hay un desinterés de las autoridades de la educación por incluir Astronomía en los currículos escolares. En Uruguay afortunadamente la situación es un poco más promisoria ya que aparentemente Astronomía se va a mantener como disciplina independiente en los programas de Enseñanza Secundaria. Hay que insistir para convencer a las autoridades de la educación sobre el valor formativo de la astronomía, como puerta de entrada del alumno al mundo de la ciencia. Si no se logra introducirla dentro de la educación formal, pues bien, habrá que recurrir a la educación informal a través de Planetarios y Observatorios.

¿Qué fue lo que lo llevó a dedicarse a esta carrera? ¿Fue el producto de una vocación nacida en sus años jóvenes, o una decisión del momento?

J.A.F.: Efectivamente, yo soy un producto de los albores de la Era Espacial cuando se lanzó el primer Sputnik soviético. En esa época (años cincuenta y sesenta) muchos jóvenes estábamos entusiasmados con los descubrimientos que podría traer la Era Espacial.

La dedicación a una carrera de investigación científica no es algo que resulte muy remunerador para los jóvenes de hoy en día, al menos en muchos de nuestros países. ¿Qué consejo puede dar a nuestros estudiantes?

J.A.F.: Si un estudiante es realmente vocacional y tiene las aptitudes para la carrera elegida, pues que siga adelante. Debo admitir que una carrera científica supone muchos riesgos por la incertidumbre laboral, pero la recompensa de poder hacer aquellas cosas para las que uno tiene vocación es muy gratificante.

Entre sus numerosos trabajos, se cuenta la publicación de un libro, ``Si existen, ¿dónde están? La continua fascinación del hombre por la vida extraterrestre'' [2]. Sería deseable que todos lo leyeran, pero para los que no lo han hecho, quisiéramos ofrecerles al menos un resumen de su opinión. ¿Existe vida inteligente, o al menos formas de vida no inteligente, en otros lugares del universo?

J.A.F.: Por supuesto que esta pregunta no puede tener una respuesta certera por el momento. Sólo podemos hablar de convicciones íntimas que se pueden resumir así: si el universo es tan vasto, ¿por qué debemos ser los únicos seres inteligentes, por qué sólo va a haber vida en este planeta?

NOTAS:
[1] Los criterios propuestos por Stern y Levison en el año 2000 para la definición y clasificación de “planeta” pueden leerse, en inglés, en el siguiente enlace: Regarding the criteria for planethood and proposed planetary classification schemes .

[2] El libro del Lic. Fernández que aquí mencionamos recibió el Primer Premio en el Concurso de Literatura en la categoría Investigación y Difusión Científica del Ministerio de Educación y Cultura - Año 2001, y fue publicado por la editorial EUDECI/Fin de Siglo.
Nube_de_Oort
La Nube de Oort es un conjunto de cuerpos cometarios que forman una gigantesca nube en forma de esfera que rodea al Sol, a una distancia de entre 50 000 a 100 000 Unidades Astronómicas (aproximadamente 1,5 años luz). Se considera que es la fuente de los cometas de larga duración.
© David Darling
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Este artículo también fue publicado como noticia en Astroseti.

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