domingo, julio 14, 2013

Catástrofe ambientalista: reverdecen los desiertos

El tan injustamente denostado CO2 (dióxido de carbono) es en realidad un gas imprescindible para la vida tal como la conocemos en nuestro planeta.

Según un estudio publicado en Geophysical Research Letters (“Impact of CO2 fertilization on maximum foliage cover across the globe's warm, arid environments”), el aumento de los niveles de dióxido de carbono atmosférico a lo largo de las tres últimas décadas han provocado un aumento promedio del 11% en el follaje verde de las regiones áridas a través de un proceso conocido como “fertilización CO2”.

_El_CO2_hace_reverdecer_los_desiertos_
El aumentos de los niveles de CO2 atmosférico de los tres últimos decenios ha hecho que el follaje global aumente, especialmente en las zonas más cálidas y áridas, es decir, en las más desérticas. Eso significa más oxígeno y más alimentos para todo el mundo.
© Randall Donohue et al.

En palabras de los propios investigadores:

“Las observaciones satelitales revelan un reverdecimiento en todo el globo a lo largo de décadas recientes... El efecto directo del CO2 sobre la vegetación debería ser expresado más claramente en los ambientes cálidos y áridos donde el agua es el limitante principal para el crecimiento de la vegetación. Utilizando la teoría del intercambio de gases, predecimos que un aumento del 14% en el CO2 atmosférico (1982-2010) llevaría a un incremento del 5~10% del follaje verde en ambientes cálidos y áridos... Las observaciones satelitales, analizadas para eliminar los efectos de las variaciones en la precipitación, demuestran que la cubierta vegetal en esos medioambientes ha aumentado en un 11%. Nuestros resultados confirman que el anticipado efecto de fertilización CO2 está ocurriendo junto a otras perturbaciones antropogénicas en el ciclo de carbono y que este efecto de fertilización es ahora un proceso significativo en la superficie del suelo”.

Esto significa que el aumenta el follaje en todo el planeta, especialmente en las zonas más áridas y cálidas. Y si las plantas crecen más y se reproducen mejor, habrá más oxígeno y más alimentos para toda la vida animal del planeta, una buena noticia para los pobres del mundo y para la humanidad en general.

Sin embargo, los alarmistas ambientales no se han alegrado por esta noticia, y de hecho la han ignorado totalmente. ¿Por qué?

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que para ellos el CO2 es el enemigo que han elegido para justificar el estado de alarmismo que impera y al que se han unido con los alarmistas climáticos, esos mismos que hace ya una treintena de años nos están augurando desastres que se producirían por el así llamado “calentamiento global antropogénico”; ese mismo efecto que por falta de pruebas científicas, pasaron luego a llamar simplemente “calentamiento global” y que desde hace un decenio han decidido rebautizar como “cambio climático”.

El problema, una verdadera catástrofe para estos alarmistas interesados (todos ellos cuentan con generosas subvenciones y empleos “ecológicos”) es que, aunque quieran convencernos de lo contrario, el cambio es la situación natural del clima terrestre desde hace al menos 4500 millones de años, y que durante todo ese período las temperaturas han subido y han bajado en muchos grados, muchas veces, y sin que el CO2 haya tenido efecto importante alguno (si es que lo ha tenido) en ello.

Si bien es cierto que desde 1850 aproximadamente las temperaturas globales han venido aumentando (por suerte, ya que esto ha significado salir de la así llamada “Pequeña Edad de Hielo”, un período de varios cientos de años en los que se alcanzaron las temperaturas más gélidas de los últimos 11 000 años), ese calentamiento paulatino y pequeño (de aproximadamente 1ºC) no ha tenido nada que ver con el CO2 atmosférico. En realidad, el clima es algo muy complejo y no lo conocemos lo suficiente como para establecer con claridad una causa determinante. En realidad, debe haber muchas de ellas actuando al mismo tiempo, aunque todo parece indicar que el regulador climático más importante sean los ciclos oceánicos.

De hecho, este aumento en los niveles de CO2 tampoco ha podido probarse como causado por los seres humanos. En realidad, los registros paleoclimáticos nos demuestran que las variaciones en los niveles de CO2 han seguido a las variaciones de la temperatura. Hay un efecto físico que lo explica muy bien: una parte muy importante del CO2 se encuentra disuelto en el mar: cuando las temperaturas aumentan el mar libera CO2, y cuando las temperaturas bajan, el CO2 vuelve a disolverse en las aguas.

Es cierto que una pequeña parte de este CO2 atmosférico pueda deberse a la actividad humana, como por ejemplo la utilización de combustibles fósiles. Sin embargo, tampoco ha podido comprobarse fehacientemente el porcentaje antropogénico de este aumento, de modo que hay varias causas para el mismo: liberación desde el mar, actividad volcánica, acción humana, etc.

Pero a pesar de todas las acusaciones interesadas, los hechos demuestran que el CO2 (antropogénico o no) tiene muy poco que ver con las variaciones de temperatura. Por ejemplo, si bien es algo que tanto los ambientalistas radicales como los llamados “científicos climáticos” oficiales ocultan cuidadosamente y a pesar de que los niveles de CO2 han seguido aumentando constantemente, hace ya más de 16 años que las temperaturas globales están “planchadas”:

_temperaturas_globales_sin_aumento_desde_1997_
Desde 1997 las temperaturas globales no han aumentado, a pesar del continuo incremento de los niveles de CO2 atmosférico.
© woodfortrees

Ambas noticias habrían de regocijar a todo el mundo que estuviera engañado por tantos anuncios de desastres pronosticados por estos activistas y científicos interesados... pero no, por supuesto, a quienes han medrado con este alarmismo desmedido y organizado, entre ellos a los políticos que han aprovechado el temor de la gente para cargarnos con impuestos y reglamentaciones que solamente han logrado detener el avance tecnológico en muchos campos y que nos han emprobrecido a todos, quitándonos el dinero de nuestros bolsillos para repartirlo entre ellos mismos, sus amigotes empresarios y los impulsores de este fraude científico-ecológico. El aumento del precio de la energía y el impuestazo “ambientalista” al que el actual gobierno español ha sometido a sus compatriotas es solo un ejemplo más de este espolio.

Y por si esto fuera poco, otro estudio reciente nos enseña que hay otro buen efecto de los mayores niveles de dióxido de carbono atmosférico. Según los investigadores, el incremento de este gas ha hecho que los árboles utilicen el agua con más eficiencia, permitiéndoles sobrevivir y medrar aún en condiciones de sequías más severas, como las que naturalmente se dan en la variación natural del clima muchas veces en muchos lugares.

No permitamos que nos sigan engañando. El dióxido de carbono no es un contaminante, sino un gas imprescindible para la vida. En la historia de la Tierra ha habido períodos con niveles mucho mayores (hasta 20 veces mas que los actuales) en la atmósfera, y entonces la vida, tanto vegetal como animal, prosperó. En realidad, solamente ha habido dos lapsos de la historia geológica del planeta con niveles tan bajos como los actuales; de hecho, si esos niveles bajaran un poco más (digamos, hasta las 180 partes por millón en lugar de las casi 400 ppm de ahora), los vegetales dejarían de crecer, se detendría la actividad fotosintética y todas las formas de vida superior del planeta, entre ellos nosotros mismos, perecerían.

Mientras tanto, recocijémonos por esta buena noticia entre tantas otras muy malas. Un planeta más verde significa más vida, más riqueza, y menos hambre en el mundo. Por mucho que esto apene a los mentirosos alarmistas de siempre.

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Árbol_de_la_vida

El árbol de la vida.
© Gustav Klimt


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Fuentes utilizadas:
- Impact of CO2 fertilization on maximum foliage cover across the globe's warm, arid environments
- Rising Carbon Dioxide Levels Cause Desert Greening, Satellite Observations Reveal
- Does the environment naturally process CO2?
- Deserts ‘greening’ from rising CO2
- Another benefit of increased CO2 – trees use water more efficiently
- WoodForTrees
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