viernes, junio 09, 2017

En defensa del gas y del carbón para los países en desarrollo

Lo primero debería ser proteger la vida y la salud de los menos favorecidos.

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El estiércol como combustible “ecológico”

En el mundo en vías de desarrollo, millones de personas mueren cada día por neumonía, tuberculosis, malaria, e infecciones de parásitos.

La actual escala de sufrimiento en esos países es inimaginable, y los afligidos continúan sin encontrar alivio a sus males a causa de los síntomas que empeoran gradualmente y que finalmente los matan.

Es de elogiar que los grupos humanitarios y las fundaciones de caridad intentan continuamente conseguir y proporcionar vacunas para las poblaciones en riesgo. Pero estos esfuerzos empalidecen ante los continuos y negativos impactos de la carencia de agua potable, de la pobreza sanitaria y de la humeante quema de estiércol como combustible.

En comparación, buena parte de lo que hace la vida mucho más fácil en el primer mundo es su fácil acceso a la electricidad. Los alimentos se pueden refrigerar, los hogares pueden ser calentados, y los grifos nos entregan agua limpia y tratada. Los desperdicios y las aguas servidas desaparecen a través de cañerías subterráneas.

Lo que permite esta forma de vida confortable y segura es la generación eléctrica robusta y constante. Y eso en sí mismo es notable, porque el esfuerzo para proporcionar a los hogares de una ciudad la electricidad suficiente como para dar energía a los refrigeradores, acondicionadores de aire, luces, microondas, etc., es realmente alto.

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Cocinando con estiércol en Bihari
© Wikipedia
Lo mismo sucede con el transporte de millones de litros de agua potable cada día, y con el tratamiento para limpiar esa agua antes de bombearla a los hogares, escuelas, hospitales y establecimientos comerciales. Igualmente, también tenemos un trabajo a horario completo para llevar las aguas servidas a las instalaciones de tratamiento, donde después de la separación mecánica y de la aplicación de productos químicos, hacemos que otra vez vuelva a ser segura para regresarla a los ríos.

Probablemente, el mayor adelanto ambiental que ha logrado la humanidad en la vida moderna es el tratamiento y disposición final de los desechos humanos. Es la separación de la vida urbana de sus subproductos llenos de bacterias lo que ha ayudado a vencer muchas de las enfermedades que todavía plagan el mundo en desarrollo.

En consecuencia, lo que el tercer mundo necesita desesperadamente es la electrificación básica. Una villa con acceso a electricidad suficiente puede iluminar los hogares, bombear agua desde acuíferos subterráneos, limpiarla y tratarla de modo que sea segura para beber, y disponer de los residuos y de las aguas servidas, alejándolos de los hogares y de los caminos.

Estas son tareas sencillas, y dejan de lado lujos tales como refrigeración, acondicionadores de aire y hornos internos. Pero son el modesto inicio hacia una vida más segura y saludable.

Desafortunadamente, estas alternativas son denegadas al mundo en desarrollo. La élite global de la sociedad moderna está preocupada por la “contaminación del carbón” y consideran que los combustibles fósiles son una opción absolutamente inaceptable para estas sufridas poblaciones. Esencialmente, lo que la élite global calenturienta prescribe para el tercer mundo son paneles solares y alguna ocasional turbina eólica.

Pero los paneles solares ofrecen solamente una pequeña asistencia a la gente pobre que debe enfrentarse al agua sin potabilizar y a casas sucias. En verdad, los paneles solares ofrecen únicamente un poco de electricidad para encender algunas lamparillas. Así que dejan que la gente siga enfrentándose a la misma tenue existencia.

Es lo máximo del egoísmo que el rico primer mundo sermonee al tercer mundo diciendo “nosotros sabemos más que ustedes. No comentan el error que cometimos nosotros con la contaminación de carbono”. Esta condescendencia es inmoral porque no solamente frena cualquier ayuda significativa, sino porque también presupone una superioridad básica.

Lo que el mundo en desarrollo desea no son créditos de carbono, sino simplemente salud y dignidad. Muchos de esos países poseen grandes reservas de carbón y de gas natural, o al menos de reservas minerales suficientes como para costera los combustibles fósiles. Imaginemos la enorme transformación que podría desatarse en el África subsahariana o en el sur de Asia si esas poblaciones tuvieran acceso a plantas de generación eléctrica de gas o de carbón.

Mientras que a menudo se denigra al carbón por ser sucio, la realidad es que es no solamente abundante y barato, sino que además las modernas plantas de carbón eliminan las emisiones de azufre, óxidos nitrosos, mercurio, gases ácidos y partículas. De ese modo, las plantas limpias de carbón podrían permitir una transformación maravillosa en los estándares de vida de millones de personas.

La cuestión en esas discusiones es a menudo la “contaminación de carbono”, como por ejemplo: “Oh, no podemos tener más emisiones de CO2”.

Pero no debería permitirse que las especulaciones sobre el cambio climático excusen casualmente la muerte y el sufrimiento a escala global. De hecho, China e India han repudiado claramente ese punto de vista al adoptar recientemente la energía del carbón como medio para alejar a sus poblaciones de la enfermedad y de la pobreza abyecta.

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Cocinando con estiércol en Tibet
© Wikipedia
Dado que China e India continuarán utilizando el carbón, las élites globales deberían preocuparse más en asegurar que esa generación eléctrica emplea toda la tecnología disponible para impedir las emisiones contaminantes. Y, por extensión, debería permitírsela a África y Asia una generación eléctrica similar utilizando el carbón y el gas, controladas por sistemas modernos y de alta eficiencia.

Mientras tanto, la conjetura del calentamiento global antropogénico sigue siendo una ideología muy discutida. Pero la atención enfocada en este debate, obscurece el problema más inmediato de aliviar el omnipresente sufrimiento humano. En buena conciencia, aquellos que promueven la justicia ambiental deberían prestar atención a la creencia central que motiva todo ese activismo, la oportunidad de mejorar las condiciones de vida a través de un medioambiente más seguro. No hacerlo así implica castigar millones de vidas de los menos afortunados.


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Artículo original: “In Defense of Gas and Coal for the Developing World”
Fecha: Septiembre 26, 2016
Enlace con el artículo original: http://www.breitbart.com/big-government/2016/09/26/defense-gas-coal-developing-world/

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