miércoles, enero 28, 2009

El primo Hobbit VIII: una vieja rama familiar

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Nuevas evidencias fortalecen la idea de que el Homo floresiensis fue un representante casi contemporáneo de una antigua especie hominina.
Homo_floresiensis

© National Geographic

Es posible que el Homo floresiensis luciera más o menos así.
Descubiertos en 2003 en la isla indonesa de Flores, los esqueletos fosilizados (de un metro de altura y de 18 000 años de antigüedad) de un pequeño hominino se han visto desde entonces rodeados por la controversia.

Familiarmente conocidos como “Hobbits” por su parecido con el pequeño pueblo de las narraciones de Tolkien, fueron clasificados por sus descubridores como pertenecientes a una especie diferente de hominino, una rama hasta ahora desconocida del árbol genealógico humano, el “Homo floresiensis”, aunque rápidamente surgieron quienes los consideraron apenas como una población diminuta de humanos modernos y de entre ellos uno que sufría de microcefalia, es decir, de un cráneo anormalmente pequeño.

Estudios realizados a lo largo de estos años han proporcionado datos que se inclinaban hacia una u otra hipótesis, pero ahora han surgido nuevos informes que parecerían definir casi totalmente la cuestión y que los colocarían en un lugar claramente diferente de nuestra cadena evolutiva, aunque seguramente la polémica seguirá por algún tiempo.

El cráneo del Hobbit
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La Dra. Karen Baab trabajando con un cráneo humano moderno en la universidad de Stony Brook.

© Stony Brook University
Un equipo internacional de investigadores encabezados por el profesor de antropología Kieran McNulty de la universidad de Minnesota y la investigadora Karen Baab del departamento de Ciencias Anatómicas de la universidad Stony Brook de Nueva York utilizó una comparación en 3-D para analizar la forma, tamaño y asimetría del cráneo LB1 de los fósiles hobbit.

Según el informe del estudio, publicado on-line en el Journal of Human Evolution, se pudo comprobar en forma concluyente que el cráneo examinado se corresponde con lo que se debería esperar de una pequeña especie hominina, y no con la de un humano moderno.

Según dijo McNulty, “este es probablemente el descubrimiento más emocionante de los últimos 50 años. Los especímenes muestran cráneos que recuerdan a algo que desapareció hace un millón de años, y otras partes del cuerpo se parecen a nuestros ancestros de hace tres millones de años, y sin embargo sobrevivieron hasta hace muy poco tiempo como contemporáneos de los humanos modernos”.

La estructura del cráneo fosilizado, según el estudio, lo ubica claramente dentro del género Homo, aunque pudo haber sido más pequeño que cualquier otro miembro del mismo. Los análisis sugieren que la especie “hobbit” pudo haber pasado por un proceso de reducción de tamaño luego de separarse de la rama del Homo erectus (uno de los lejanos ancestros de los humanos modernos), o incluso de alguna especie aún más primitiva.
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© P. Brown

Referencias 3-D superpuestas sobre el frente del cráneo LB1 del Homo floresiensis, también conocido como Hobbit.
Según explicó la Dra. Baab, “un cráneo puede brindar a los investigadores mucha información importante sobre una especie fósil, particularmente sobre su relación evolutiva con otras especies fósiles. La conformación general del cráneo LB1, particularmente la parte que rodea al cerebro, luce similar a fósiles de más de 1,5 millones de años de edad de África y Eurasia, más que a humanos modernos, aunque está documentada la presencia del Homo floresiensis hace entre 95 000 a 17 000 años”.

Para realizar su investigación, la Dra. Baab y sus colegas recogieron datos referenciales del cráneo LB1 y de una gran muestra de fósiles representantes de otras especies homininas, así como de una muestra comparativa de humanos y simios modernos, llevando a cabo varios análisis de diferentes regiones de los cráneos. Tomados en conjunto, estos análisis indicaron que la forma del cráneo LB1 es la de un fósil Homo reducido, y no la de un humano moderno reducido.

Una de las características estudiadas fue la asimetría de los cráneos, que se refiere a las diferencias entre los lados derecho e izquierdo de los mismos. En el caso de LB1 refuta la sugerencia de que pertenecía a un humano moderno con un diagnóstico de microcefalia. En los humanos modernos, un alto grado de asimetría puede indicar que el individuo padecía una enfermedad. Los investigadores encontraron que el grado de asimetría de LB1 no era muy alto y que por lo tanto no apoyaba un diagnóstico de microcefalia.

Según explicó la Dra. Baab, “el grado de asimetría de LN1 se encontraba dentro del rango de los simios y era muy similar al observado en otros cráneos fósiles. Sugerimos que este grado de asimetría se encuentra dentro de lo esperado para esta población de homininos, teniendo en cuenta las condiciones de la caverna de Indonesia en que se preservó el cráneo puede haber contribuido a la asimetría”.
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© Karen L. Baab and Kieran P. McNulty

Datos 3-D superpuestos sobre el cráneo LB1, que ayudaron a demostrar que el Homo floresiensis pertenece a una especie diferente a la de los humanos modernos.
“Con este estudio hemos demostrado que el proceso de reducción de tamaño aplicado a fósiles homininos concuerda con muchas características vistan en el cráneo fósil de Flores”, dijo McNulty. “Por lo tanto, se hace mucho más difícil defender la hipótesis de que este cráneo preservado es el de un humano moderno que simplemente sufría de un desorden extremadamente poco común”.

“Creo que la mayoría de los investigadores favorece el reconocimiento de ésta como una nueva especie”, finalizó McNulty con respecto a la categorización del Homo floresiensis. “La evidencia se está convirtiendo en abrumadora, y esta investigación ayuda a confirmar ese punto de vista”.

Los resultados del estudio se encuentran en línea con lo descubierto por otros investigadores del Departamento de Ciencias Anatómicas de la universidad Stony Brook en el análisis sobre otras partes del esqueleto Hobbit. Los Dres. William Junges y Susan Larson han documentado una serie de características primitivas en los miembros superiores e inferiores del Homo floresiensis, destacando las muchas formas en que estos homininos diferían de los humanos modernos.

La Dra. Baab reconoce que la controversia sobre los orígenes evolutivos del Homo floresiensis continuará en el futuro, quizás sin una respuesta definitiva. Sin embargo, toda la evidencia que ella y sus colegas ilustran en su artículo, “Size, shape, and asymmetry in fossil hominins: The status of the LB1cranium based on 3D morphometric analyses” (“Tamaño, forma y asimetría en fósiles homininos: el status del cráneo LB1 basado en análisis morfométricos 3D”), sugiere que el Homo floresiensis era muy probablemente un descendiente diminuto de una especie Homo arcaica.

La muñeca del Hobbit

A lo anterior, agregaré aquí un estudio relativamente reciente realizado por investigadores del Instituto Smithsoniano a fines de 2007, que también confirmaría la presunción de una nueva especie y que no había presentado en artículos anteriores.

El equipo de investigación, liderado por Matt Tocheri, un paleoantropólogo del Programa Orígenes Humanos del Smithsoniano se focalizó en el más completo de los 12 esqueletos descubiertos, y específicamente sobre tres pequeños huesos de su muñeca izquierda.
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© Human Origins Program, Smithsonian Institution / Matt Tocheri)

Comparación visual de los huesos de la muñeca del Homo floresiensis comparados con los de un chimpancé y un humano moderno, a la misma escala. Los colores indican las superficies articulares y no articulares de los huesos.
La investigación afirma que los humanos modernos y sus parientes fósiles más cercanos, los Neandertales, tienen muñecas de conformación muy diferente a las de los grandes simios que viven actualmente, así como a las de fósiles homininos más antiguos, como por ejemplo el Homo habilis y los Australopitecos.

En el caso del Hobbit, la muñeca es básicamente indistinguible de la de un simio africano o de un hominino primitivo, y no se parece a las que se observan en los neandertales o en los humanos modernos.

Tocheri dijo que “hasta entonces, no tenía una opinión formada sobre el debate Hobbit, pero estos huesos de la muñeca no se parecen en nada a los de los humanos modernos. ¡Ni siquiera son cercanos!”.

El equipo utilizó tecnología 3-D de última generación para comparar y cuantificar a los huesos de diferentes muñecas homininas. Muchas de estas técnicas fueron desarrolladas a lo largo de los últimos años en asociación con la universidad de Arizona, donde Tocheri y Caley Orr, co-autor del artículo, trabajaron como asistentes de investigación en PRISM (Partnership for Research in Spatial Modeling = Asociación para la Investigación en Modelado Espacial), y allí aprendieron la forma de aplicar estas técnicas 3-D para sus intereses en paleoantropología.

La evidencia que surge de la muñeca del Hobbit es sumamente importante, ya que demuestra aún más que estos individuos pertenecieron a una especie diferente a la humana moderna, tal como fue propuesto por sus descubridores.

Según Orr, “los huesos de la muñeca tienen una anatomía compleja, lo que los hace particularmente útiles para el conocimiento de las relaciones evolutivas entre especies vivientes y fósiles a través de un análisis comparativo detallado”.

Definitivamente, la del Hobbit no es una muñeca moderna con alguna clase de patología o de desorden en su crecimiento. La conformación definitiva de los huesos de la muñeca se completa durante el primer trimestre del embarazo, mientras que la mayoría de las patologías y complicaciones de crecimiento no comienzan a afectar al esqueleto hasta después de ese momento. Por lo tanto, ni las patologías ni los defectos de crecimiento pueden explicar cómo un humano moderno pudiera llegar a tener una muñeca que resultara indistinguible a la de un simio africano o a la de un hominino primitivo.

Esta evidencia sugiere que los humanos modernos y los neandertales comparten un ancestro humano anterior, pero esto no es así en el caso de los Hobbits. Finaliza diciendo Tocheri: “Básicamente, la evidencia de las muñecas nos dice que los humanos modernos y los neandertales comparten un abuelo evolutivo que no es compartido por los Hobbits, pero que los tres comparten un bisabuelo evolutivo. Si se piensa en los humanos modernos y los neandertales como primos, entonces los Hobbits serían algo así como primos segundos de ambos”.
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Otros artículos que he publicado sobre el caso del “Hobbit” desde su descubrimiento, en orden inverso a la fecha de su aparición:
- El primo Hobbit VII: nuevos estudios.
- El primo Hobbit VI: el debate continúa.
- El primo Hobbit V: ponen en duda su existencia.
- El primo Hobbit IV: un pariente tan extraño como real.
- El primo Hobbit III: una nueva especie.
- El primo Hobbit II: el extraño de Flores.
- El primo Hobbit.
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Ubicación de la isla de Flores, en Indonesia, hogar del “Hobbit” u Homo floresiensis.
© Wikipedia


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”evolución_humana”

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Fuentes utilizadas:
- Science Daily
- Science Daily
- Science Daily
- NewsWise
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2 comentarios:

Jordi dijo...

Hola! Muy interesante el artículo, me servirá para un trabajo que tengo que hacer del Homo floresiensis. Me gustaría poder leer el resto de artículos, sería posible? Los links me dan error... Gracias!

Heber Rizzo dijo...

Jordi:
Ya los modifiqué (el sitio web original tuvo algunos cambios).
Espero que te sirvan.