viernes, diciembre 25, 2009

Ardi, tatarabuela de Lucy

No muy lejos (en el espacio, pero sí en el tiempo) de la morada de la famosa Lucy, vivía Ardi, su ancestra lejana. He aquí su historia.

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Representación del aspecto probable de Ardi cuando estaba viva.

© HO/AFP/Getty Images) (HO)
El gran avance científico del año 2009 ha sido, según la revista Science, el descubrimiento de un esqueleto fósil de 4,4 millones de años correspondiente a una hembra que ha recibido el nombre de “Ardi”, y que comparte características tanto humanas como de chimpancé.

En 1992 fue descubierto en Afar, Etiopía, un diente que correspondía a un homínido. Dos años después, después de haber desenterrado más fósiles pertenecientes a unos 17 individuos, los científicos Tim White, Gen Suwa y Berhane Asfaw, todos ellos del proyecto Middle Awash de la universidad de California, Berkeley, publicaron en Nature un artículo en que los clasificaban inicialmente y en forma conservadora como pertenecientes al género Australopithecus afarensis, el mismo al que pertenecía la famosa “Lucy” que había sido hallada en 1974, a poco más de 70 km de allí. Sin embargo, los restos tenían aproximadamente 1,2 millones de años más que Lucy, que era hasta ese momento el homínido más antiguo que se conocía.

Mientras tanto, las excavaciones del lugar continuaron y. en el mismo año de esa publicación (1994), Yohannes Haile-Selassie, un paleontólogo y conservador del Museo de Historia Natural de Cleveland y miembro también del proyecto, encontró el hueso de una mano que finalmente llevó al descubrimiento, después de tres años de trabajo de campo, del esqueleto parcial de Ardi. Los huesos estaban desarticulados, rotos y dispersos. En total, se juntaron 125 fragmentos del cráneo, dientes, brazos, manos, pelvis, piernas y pies. Además, en el área se encontraron otros 110 fósiles que representaban partes del cuerpo de al menos otros 36 individuos.

La reconstrucción del esqueleto de Ardi mostró a un homínido diferente al de Lucy, más primitivo, y al que clasificaron (junto a los otros especímenes encontrados) en un nuevo género: Ardipithecus ramidus, que medía aproximadamente 1,2 mt de altura y pesaba unos 50 kg, con un cerebro de un tamaño parecido al de los actuales chimpancés (un quinto del cerebro de un Homo sapiens,) y un rostro pequeño. Machos y hembras tenían un tamaño similar.
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Reconstrucción frontal del esqueleto del Ardipithecus ramidus.

© AP Photo/Science, J.H. Matternes) (J.H. Matternes)

Vivían en una región forestal, repleta de loros, monos, osos, rinocerontes, elefantes y antílopes, algo que altera la imagen que tenían los científicos sobre la línea homínida que eventualmente llevaría a la aparición de los humanos. Hasta ahora, se pensaba que nuestros ancestros homínidos más lejanos evolucionaron en sabanas abiertas, no en zonas arboladas.

Basados en el análisis del pie, de la pierna y de la pelvis de la criatura, los investigadores llegaron a la conclusión de que Ardi tenía un andar bipedal, a pesar de tener los pies planos y ser probablemente incapaz de caminar o correr por distancias largas.

Ardi era alguien cercano al largamente buscado ancestro que compartimos con los chimpancés y los bonobos. Dice Tim White: “No era un chimpancé; no era un humano. Nos muestra lo que éramos”.

Con sus rasgos de chimpancé y de humano, Ardi vivió en dos mundos: de pie, pero también en los árboles. Seguramente podía trepar, aunque probablemente en forma lenta y cuidadosa, sin balancearse a través de las ramas. También podía caminar sobre sus dos pies, lo que liberaba sus manos para transportar comisa. De todos modos, probablemente poseía un dedo gordo del pie totalmente oponible, para asirse, y no tenía su planta del pie arqueada.

Se cree que fue más omnívora que los chimpancés, y comía nueces, insectos, y pequeños mamíferos de los bosques.

También mostraba otros rasgos más humanos. Poseía un hocico menos sobresaliente que el de los chimpancés, y su rostro lucía una posición más vertical. Su cabeza se balanceaba sobre la espina dorsal, como los posteriores caminantes erectos. Tampoco tenía caninos aguzados, y hay indicios de que su columna vertebral era larga y curvada, como la de los seres humanos.
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Representación digital del cráneo y de la mandíbula de Ardi.

© HO/AFP/Getty Images) (HO)

De todos modos, no era un eslabón perdido, una criatura de transición entre los chimpancés y los humanos actuales. Debemos recordar que la ciencia moderna ha dejado de lado ese concepto arcaico, sino que por el contrario mantiene que compartimos con nuestros parientes chimpancés un ancestro común.

Y tampoco es el tan buscado “último ancestro común”. Es demasiado reciente como para ello. Nos separamos de los chimpancés hace entre cinco a diez millones de años, y desde entonces seguimos caminos evolutivos diferentes.

Sea como fuere, “Ardi no era un chimpancé, aunque tampoco fuera un ser humano”, subrayó White. “Cuando andaba en los árboles, no se apoyaba en sus nudillos, como un chimpancé o un gorila, sino sobre las palmas de sus manos. Ningún simio actual hace eso”.

La sucesora de Ardi, Lucy, estaba mucho más adaptada para caminar sobre el suelo, lo que sugiere que “los homínidos llegaron a ser fundamentalmente terrestres solamente cuando llegaron a la etapa ‘Austrolopithecus’ de su evolución”, agregó.

“La nueva anatomía que describimos en nuestros artículos alteran fundamentalmente nuestras ideas sobre los orígenes humanos y su evolución temprana”, dijo el anatomista y biólogo evolutivo C. Owen Lovejoy de la universidad estatal de Kent.

Los estudios sobre el esmalte de los dientes, por ejemplo, reveló que Ardi se alimentaba en forma diferente que los simios africanos actuales, como el chimpancé, que se alimenta principalmente de fruta, o el gorila, que come hojas, ramas y corteza. Ardi y sus congéneres pasaban probablemente buena parte de su tiempo en el suelo buscando plantas, hongos, invertebrados y hasta quizás vertebrados pequeños.

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Representación digital del pie de Ardi.

© HO/AFP/Getty Images) (HO)

Un millón de años después, Lucy y los suyos ya podían recorrer las sabanas y desarrollaron premolares y molares robustos para masticar semillas duras y raíces. Más tarde, algunas de estas especies comenzaron a alimentarse de carroña y a utilizar herramientas de piedra para cortar la carne de los grandes mamíferos, “pavimentando así el camino para la evolución y expansión geográfica del ‘Homo’, incluyendo la posterior elaboración de la tecnología y la expansión del cerebro”, dijo White.

White admite también que la relación entre Ardi y Lucy, cuyos fósiles se encontraron 80 metros más arriba en los estratos etíopes, es tentativa. Sin embargo, opinó que la especie de Ardi podría ser un ancestro directo de la de Lucy, la que a su vez podría ser un ancestro directo de los seres humanos actuales. De todos modos, sin una evidencia fósil adicional, esa conexión entre especies no es segura, ni mucho menos.

En total 47 científicos de diez países contribuyeron para los once artículos de Science, proporcionando análisis detallados de los pies, la pelvis, y la anatomía general de Ardi, y reconstrucciones de la geología y biología del área en que vivía, hace 4,4 millones de años. Se analizaron más de 150 000 fósiles de plantas y animales, incluyendo a 6 000 fósiles vertebrados catalogados individualmente. Entre todas, se reconocieron al menos 20 especies nuevas, incluyendo a musarañas, murciélagos, roedores, liebres y carnívoros.

“Tuvimos que trabajar mucho para traer nuevamente este mundo a la vida, pero al fusionar la información de los esqueletos con los datos de biología y geología, logramos finalmente una fotografía de muy, muy alta resolución del mundo de Ardi”, finalizó White. “Fue como la investigación de un ‘caso frío””.

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Árbol evolutivo de la familia humana, incluyendo a Ardi, que ahora llena el vacío existente antes de la época de Lucy, pero después de la separación con la línea que llevaría a los modernos chimpancés.
© Science
NOTA: En Discovery puede encontrarse un vídeo (en inglés) que trata sobre el descubrimiento de Ardi, en este enlace.

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Fuentes utilizadas:
- Universidad de California, Berkeley
- Paleontologynews.com
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