Imágenes Celestes: NGC 5216, el “Sistema de Keenan”, por Martin Winder y Dietmar Hager. |
NGC 5216, el Sistema de Keenan © Winder/Hager |
Observemos cuidadosamente esta imagen de NGC 5216 y su galaxia compañera NGC 5218, y veremos un puente de material galáctico que une estas dos galaxias aisladas. Localizado en la constelación de Ursa Mayor (la Osa Mayor), este par conectado por mareas y conocido como Sistema de Keenan ha sido muy bien estudiado, pero escasamente fotografiado.
Descubierto originalmente por Friedrich Wilhelm Herschel en 1790 y estudiado más tarde por Edwin Hubble en 1926 como una nebulosa intergaláctica, no fue hasta 1935 que P. C. Keenan notó que este doble misterio galáctico parecía estar conectado por “escombros luminosos”, una conexión que se extiende por 22 000 años-luz.
Keenan anotó esta estructura peculiar en su artículo, pero no sería hasta 1958 que el puente fuera re-descubierto por observadores de los observatorios Lick y Palomar en “La interacción de las galaxias y la naturaleza de sus brazos, filamentos y colas”.
Hacia 1966, la peculiar espiral NGC 5216 y la galaxia globular NGC 5218 fueron incluidas con el nombre de Arp 104 en el Catálogo de Galaxias Peculiares de Halton Arp, y el distante par (a 17,3 millones de años-luz de distancia) comenzó a capturar la atención que se merecía.
Se llevaron a cabo estudios de núcleos galácticos activos entre galaxias interactuantes y galaxias con distorsiones de marea extremas, y no pasó mucho tiempo antes de que la ciencia comprendiera que estas dos galaxias habían chocado, arrancándose estrellas, gas y polvo una a la otra, que se muestran a su alrededor como halos torcidos. Una vez que hubo ocurrido la interacción, el puente entre ellas se llenó con “estrellas con órbitas nuevas y perturbadas”.
En estudios en el infrarrojo realizados por Bushouse (et al), se han revelado detalles aún más fascinantes, a medida que fuimos aprendiendo que las colisiones galaxia-galaxia pueden producir emisiones infrarrojas más altas.
“Únicamente los sistemas más fuertemente interactuantes en la muestra presentan valores extremos de exceso infrarrojo, lo que sugiere que son necesarias colisiones profundas e interpenetrantes para llevar la emisión infrarroja a niveles extremos. Las comparaciones con indicadores ópticos de formación estelar muestran que el exceso en el infrarrojo y las temperaturas de color se correlacionan con el nivel de actividad de formación estelar en las galaxias interactuantes. Todas las galaxias interactuantes en nuestra muestra que exhiben un exceso infrarrojo y poseen temperaturas de color más altas que las normales, tienen también indicadores ópticos de altos niveles de formación estelar. No es necesario invocar procesos distintos a la formación estelar para explicar el aumento de la luminosidad infrarroja en esta muestra de galaxias interactuantes”.
Lo que está sucediendo en el medio del par está causando una actividad de brote estelar, quizás debido a la repartición de gases. Según Casaola (et al), “a partir de los datos parecería que las galaxias interactuantes poseen un contenido de gas mayor que el de las normales. Las galaxias clasificadas como elípticas tienen un contenido tanto de polvo como de gas que es un orden de magnitud más alto que las normales. Las espirales tienen, en su mayor parte, un contenido de polvo y de HI normal, pero una masa de gas molecular más alta. La luminosidad en rayos-X también parece ser más alta que en las galaxias normales del mismo tipo morfológico, ya sea incluyendo o excluyendo las AGN (con núcleo galáctico activo). Consideramos las posibilidades alternativas de que el exceso de gas molecular pudiera derivarse de la existencia de torques de marea que producen la caída de gas de las regiones adyacentes… parece que las galaxias interactuantes poseen una masa molecular mayor que las galaxias normales pero con una eficiencia similar de formación estelar”.
Sin embargo, el punto individual más interesante es el notable filamento que conecta a NGC 5216 con su compañera NGC 5218: “una formación concentrada parecida a una cuerda que conecta a los dos sistemas y la extensión parecida a un dedo, o contra-marea, que sobresale del cúmulo globular NGC 5218 y que arranca en la misma tangente que el filamento interconector”. Fue este mismo cordón de material que ha generado un estudio muy reciente de Beverly Smith (et al) en el infrarrojo de Spitzer, en el ultravioleta del GALEX, en la Prospección Sloan Digitalizada del Cielo y en la Asociación Sudoriental para la Investigación en Astronomía. Sus estudios han ayudado a revelar estas “cuentas en una cuerda”, una serie de complejos de formación estelar. Según sus hallazgos, “nuestro modelo sugiere que el material del puente que cae en el potencial de la compañera sobrepasa a la compañera. Entonces, el gas se apila en una acumulación apogaláctica antes de caer nuevamente sobre la compañera, y la formación estelar ocurre en esta acumulación”.
NOTA: Los datos lumínicos de esta impresionante imagen fueron recogidos por Martin Winder y procesados por el Dr. Dietmar Hager. Esta imagen en particular necesitó 10 horas de exposición e incontables horas de procesamiento para transformarse en el hermoso estudio que aquí se puede ver. Agradecemos al Sr. Winder y al Dr. Hager por compartir con nosotros esta exclusiva fotografía.
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Artículo original: “Bridge Across Space”.
Autor: Tammy Plotner
Fecha: Julio 25, 2008
Enlace con el artículo original: aquí
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