El Telescopio Muy Grande de ESO observa, por primera vez, cómo el polvo se forma alrededor de una estrella en erupción. |
Utilizando el Interferómetro del Telescopio Muy Grande de ESO y su notable agudeza, los astrónomos fueron capaces, por primera vez, de ser testigos de la aparición de una cáscara de gas polvoriento alrededor de una estrella que acababa de hacer erupción, y de seguir su evolución por más de 100 días. Esto proporcionó a los científicos una nueva forma de estimar la distancia a este objeto y obtener valiosísima información sobre el modo de operación de los vampiros estelares, estrellas muy densas que succionan material de un compañero.
Aunque inicialmente se creyó que las novas eran estrellas nuevas que aparecían en el cielo (de ahí su nombre en latín), ahora se las entiende como señales de estrellas pequeñas y densas. Las novas ocurren en sistemas estelares dobles que están compuestos por una enana blanca (el producto final de una estrella como el Sol) y, generalmente, una estrella normal de poca masa, una enana roja.
Las dos estrellas están tan juntas que la enana roja no puede sostenerse a sí misma y pierde masa que va a su compañera.
Ocasionalmente, la cáscara de materia que cae sobre la estrella ingestora se hace inestable, produciendo una explosión termonuclear que hace que el sistema se vuelva más luminoso.
Nova Scorpii 2007a (o V1280 Scorpii) fue descubierta por astrónomos aficionados japoneses el 4 de febrero de 2007 en la dirección de la constelación de Scorpius (el Escorpión). Durante unos pocos días, se fue haciendo más y más luminosa, alcanzado su máximo el 17 de febrero, para convertirse en una de las novas más brillantes de los últimos 35 años. En ese momento era visible a simple vista.
Once días después de haber alcanzado su máximo, los astrónomos fueron testigos de la formación de polvo alrededor del objeto. Este polvo estuvo presente por más de 200 días, mientras que la nova emergió lentamente del humo entre octubre y noviembre de 2007. Durante estos 200 días, la fuente eruptiva fue opacada con gran eficiencia, haciéndose más de 10 000 veces menos luminosa en el espectro visual.
Un monitoreo de alta resolución espacial sin precedentes de este evento de formación de polvo fue llevado a cabo con el Interferómetro del Telescopio Muy Grande (VLTI = Very Large Telescope Interferometer), el cual se extendió por más de 5 meses a continuación del descubrimiento.
Los astrónomos utilizaron el instrumento de infrarrojo cercano AMBER y luego, como la nova continuaba produciendo polvo en gran cantidad, comenzaron a utilizar el instrumento de infrarrojo medio MIDI, que es más sensible a la radiación del polvo caliente.
En forma similar, a medida que la nova se iba haciendo más débil, los astrónomos cambiaron los Telescopios Auxiliares de 1,8 metros por sus hermanos mayores, las Unidades Telescopio de 8,2 metros.
En el modo interferométrico, la resolución obtenida es similar a la de un telescopio de entre 35 y 71 metros (la distancia entre dos telescopios utilizados).
Las primeras observaciones, afirmadas 23 días después del descubrimiento, mostraban que la fuente era muy compacta, de menos de un milésimo de arcosegundo (o mas), lo que se puede comparar con observar un grano de arena desde una distancia de unos 100 kilómetros. Unos pocos días después, luego de la detección del evento principal de formación de polvo, la fuente medía 13 mas.
“Es muy probable que el tamaño último corresponda al diámetro de la cáscara de polvo en expansión, mientras que el tamaño medido previamente era el límite superior de la fuente eruptiva”, explica el autor principal Olivier Chesneau. A lo largo de los meses siguientes la cáscara de polvo se expandió regularmente, a una velocidad cercana a los dos millones de kilómetros por hora.
“Es la primera vez que la envoltura de polvo de una nova se resuelve espacialmente, y su evolución es registrada desde el comienzo mismo de su formación hasta el punto en que se encuentra tan diluida que no se la puede ver más”, dice el co-autor Dipankar Banerjee, de la India.
La medición de la velocidad angular de expansión, junto con el conocimiento de la velocidad misma de expansión, permite al astrónomo derivar la distancia del objeto, en este caso unos 5 500 años-luz.
“Es una nueva y prometedora técnica para proporcionar las distancias de las novas más cercanas. Fue posible porque gracias a la instalación de última generación del VLTI, tanto en términos de infraestructura y manejo de las observaciones, le permite a los científicos programar este tipo de observaciones”, dice el co-autor Markus Wittkowski de ESO.
Más aún, la calidad de los datos proporcionados por el VLTI era tal que fue posible estimar la producción diaria de polvo e inferir la masa total eyectada. “En total, V1280 probablemente eyectó más del equivalente a 33 masas de la Tierra, un hecho bastante impresionante si se considera que la masa fue arrojada desde una estrella que no tiene un radio más grande que el de nuestro planeta”, concluyó Chesneau. De todo este material, aproximadamente un uno por ciento o algo menos estaba en forma de polvo.
Más información
"VLTI monitoring of the dust formacion eventa of the Nova V1280 Sco” (“Monitoreo por el VLTI del evento de formación de polvo de la nova V1280 Sco”) por O. Chesneau et al. apareció el día 24 de julio de 2008 en la revista de investigación Astronomy & Astrophysics.
El equipo está compuesto por O. Chesneau, S. Sacuto, y A. Spang (CNRS/OCA, Grasse, Francia), D. P. K. Banerjee, N. M. Ashok y R. K. Das, (Physical Research Laboratory, Gujarat, India), F. Millour, N. Nardetto y S. Kraus (Max-Planck-Institut für Radioastronomie, Bonn, Alemania), E. Lagadec (Departmento of Physics and Astronomy, Universidad de Manchester, Reino Unido), y M. Wittkowski, C. Hummel, M. Petr-Gotzens, S. Morel, F. Rantakyro, y M. Schöller (ESO).
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Artículo original: ESO Press Release 22/08.
Título: “Watching a 'New Star' Make the Universe Dusty”
Fecha: Julio 24, 2008
Enlace con el artículo original: aquí
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