Dentro de cinco mil millones de años, nuestra estrella llegará a si fin, y esta es la forma como se verá. |
A unos 550 años-luz de la Tierra, una estrella similar a nuestro Sol se agita en los estertores de su agonía. Chi Cygni se ha hinchado hasta convertirse en una gigante roja tan enorme que, de estar en nuestro sistema solar, podría engullir a Mercurio, Venus, la Tierra y hasta a Marte.
Más aún, ha comenzado a pulsar dramáticamente, creciendo y encogiéndose, latiendo como un corazón gigantesco. Nuevas fotografías en primer plano de la superficie de este distante objeto muestra sus movimientos espasmódicos con un detalle sin precedentes.
Más aún, ha comenzado a pulsar dramáticamente, creciendo y encogiéndose, latiendo como un corazón gigantesco. Nuevas fotografías en primer plano de la superficie de este distante objeto muestra sus movimientos espasmódicos con un detalle sin precedentes.
Representación artística de una gigante roja al final de su vida. © ESO/L.Calçada |
“Este trabajo abre una ventana hacia el destino de nuestro Sol, cinco mil millones de años en el futuro, cuando se acerque al final de su vida”, dijo el autor principal Sylvestre Lacour del Observatorio de París.
A medida que una estrella tipo Sol envejece, comienza a agotarse el combustible de hidrógeno que se encuentra en su núcleo. Como un automóvil que se queda sin gasolina, su “motor” comienza a resoplar. En Chi Cygni vemos estos resoplidos como aumento y disminución de luminosidad, causados por las expansiones y contracciones de la estrella.
A los soles que se encuentran en esta etapa de su vida se los conoce como “variables Mira”, en honor al primer ejemplo conocido, Mira “la maravillosa”, descubierta por David Fabricius en 1596. Al pulsar, la estrella expulsa sus capas exteriores, las que en unos pocos miles de años crearán una hermosa y resplandeciente nebulosa planetaria.
Chi Cygni pulsa una vez cada 408 días. Cuando se encuentra en su diámetro menor de 480 millones de kilómetros, se motea con manchas brillantes mientras enormes penachos de plasma caliente enturbian su superficie (estas manchas son como los gránulos de la superficie de nuestro Sol, pero mucho más grandes). A medida que se expande, Chi Cygni se enfría y pierde luminosidad, y crece hasta alcanzar un diámetro de 770 millones de kilómetros, un tamaño suficiente como para abarcar parte de nuestro sistema solar y a cocinar su cinturón de asteroides.
A medida que una estrella tipo Sol envejece, comienza a agotarse el combustible de hidrógeno que se encuentra en su núcleo. Como un automóvil que se queda sin gasolina, su “motor” comienza a resoplar. En Chi Cygni vemos estos resoplidos como aumento y disminución de luminosidad, causados por las expansiones y contracciones de la estrella.
A los soles que se encuentran en esta etapa de su vida se los conoce como “variables Mira”, en honor al primer ejemplo conocido, Mira “la maravillosa”, descubierta por David Fabricius en 1596. Al pulsar, la estrella expulsa sus capas exteriores, las que en unos pocos miles de años crearán una hermosa y resplandeciente nebulosa planetaria.
Chi Cygni pulsa una vez cada 408 días. Cuando se encuentra en su diámetro menor de 480 millones de kilómetros, se motea con manchas brillantes mientras enormes penachos de plasma caliente enturbian su superficie (estas manchas son como los gránulos de la superficie de nuestro Sol, pero mucho más grandes). A medida que se expande, Chi Cygni se enfría y pierde luminosidad, y crece hasta alcanzar un diámetro de 770 millones de kilómetros, un tamaño suficiente como para abarcar parte de nuestro sistema solar y a cocinar su cinturón de asteroides.
Chi Cygni pulsa cada regularmente cada 408 días. © Sylvestre Lacour, Observatoire de Paris |
Por vez primera, los astrónomos han fotografiado estos dramáticos cambios con gran detalle, e informaron de su trabajo en el número del 10 de diciembre de The Astrophysical Journal.
“Esencialmente, hemos creado una animación de una estrella pulsante utilizando imágenes reales”, declaró Lacour. “Nuestras observaciones muestran que la pulsación no es solamente radial, sino que sucede con inhomogeneidades, como un punto caliente que apareció con un radio mínimo”.
Fotografiar a las estrellas variables es un asunto extremadamente difícil, por dos razones principales. La primera es que esas estrellas se esconden detrás de una cáscara compacta y densa de polvo y moléculas. Para estudiar a la superficie de la estrella dentro del cascarón, los astrónomos observan a estas estrellas en una longitud específica de luz infrarroja. El infrarrojo permite a los científicos otear a través del cascarón de polvo y moléculas, de la misma forma en que los rayos-X permiten a los médicos observar los huesos dentro del cuerpo humano.
La segunda razón es que estas estrellas están muy lejos, y por lo tanto parecen muy pequeñas. Aunque son grandes comparadas con nuestro Sol, las distancias hacen que se vean no más grandes que una casa pequeña en la superficie de la Luna, tal como se la vería desde la Tierra. Los telescopios tradicionales carecen de la resolución necesaria. En consecuencia, el equipo se inclinó por una técnica conocida como interferometría, que consiste en combinar la luz proveniente de varios telescopios para alcanzar una resolución equivalente a la de un telescopio que fuera tan grande como la distancia que los separa.
“Esencialmente, hemos creado una animación de una estrella pulsante utilizando imágenes reales”, declaró Lacour. “Nuestras observaciones muestran que la pulsación no es solamente radial, sino que sucede con inhomogeneidades, como un punto caliente que apareció con un radio mínimo”.
Fotografiar a las estrellas variables es un asunto extremadamente difícil, por dos razones principales. La primera es que esas estrellas se esconden detrás de una cáscara compacta y densa de polvo y moléculas. Para estudiar a la superficie de la estrella dentro del cascarón, los astrónomos observan a estas estrellas en una longitud específica de luz infrarroja. El infrarrojo permite a los científicos otear a través del cascarón de polvo y moléculas, de la misma forma en que los rayos-X permiten a los médicos observar los huesos dentro del cuerpo humano.
La segunda razón es que estas estrellas están muy lejos, y por lo tanto parecen muy pequeñas. Aunque son grandes comparadas con nuestro Sol, las distancias hacen que se vean no más grandes que una casa pequeña en la superficie de la Luna, tal como se la vería desde la Tierra. Los telescopios tradicionales carecen de la resolución necesaria. En consecuencia, el equipo se inclinó por una técnica conocida como interferometría, que consiste en combinar la luz proveniente de varios telescopios para alcanzar una resolución equivalente a la de un telescopio que fuera tan grande como la distancia que los separa.
IOTA, el Conjunto de Telescopios Infrarrojos y Ópticos del Observatorio Astrofísico Smithsoniano (SAO), con el que se realizaron las observaciones interferométricas de Chi Cygni. © Peter Shuller/SAO |
Utilizaron el Conjunto de Telescopios Infrarrojos y Ópticos del Observatorio Astrofísico Smithsoniano, o IOTA (por las siglas en inglés de “Infrared Optical Telescope Array”), localizado en el Observatorio Whipple en Mount Hopkins, Arizona.
“IOTA ofrece capacidades únicas”, dijo el co-autor Marc Lacasse del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA). “Nos permitió observar en las imágenes detalles que son unas quince veces más pequeños que los que pueden ser resueltos por el Telescopio Espacial Hubble”.
El equipo también reconoció la utilidad de las muchas observaciones que son contribuidas cada año por astrónomos aficionados de todo el mundo, y que fueron provistas por la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables (AAVSO = American Association of Variable Star Observers).
Durante la próxima década, las perspectivas de la fotografía ultra nítida permitida por la interferometría emociona a los astrónomos. Objetos que hasta ahora aparecían como puntos están progresivamente revelando su verdadera naturaleza. Superficies estelares, discos de acreción de agujeros negros, y regiones de formación planetaria alrededor de estrellas recién nacidas solían ser comprendidos, principalmente, a través de modelos. La interferometría promete revelar sus identidades reales y, con ellas, algunas sorpresas.
Con sus cuarteles generales en Cambridge, Massachusetts, el Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA) es una colaboración conjunta entre el Observatorio Astrofísico Smithsoniano y el Observatorio del Colegio de Harvard. Los científicos de CfA, organizados en seis divisiones de investigación, estudian el origen, la evolución y el destino final del universo.
= = = = = = = = = = = = = = =“IOTA ofrece capacidades únicas”, dijo el co-autor Marc Lacasse del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA). “Nos permitió observar en las imágenes detalles que son unas quince veces más pequeños que los que pueden ser resueltos por el Telescopio Espacial Hubble”.
El equipo también reconoció la utilidad de las muchas observaciones que son contribuidas cada año por astrónomos aficionados de todo el mundo, y que fueron provistas por la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables (AAVSO = American Association of Variable Star Observers).
Durante la próxima década, las perspectivas de la fotografía ultra nítida permitida por la interferometría emociona a los astrónomos. Objetos que hasta ahora aparecían como puntos están progresivamente revelando su verdadera naturaleza. Superficies estelares, discos de acreción de agujeros negros, y regiones de formación planetaria alrededor de estrellas recién nacidas solían ser comprendidos, principalmente, a través de modelos. La interferometría promete revelar sus identidades reales y, con ellas, algunas sorpresas.
Con sus cuarteles generales en Cambridge, Massachusetts, el Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA) es una colaboración conjunta entre el Observatorio Astrofísico Smithsoniano y el Observatorio del Colegio de Harvard. Los científicos de CfA, organizados en seis divisiones de investigación, estudian el origen, la evolución y el destino final del universo.
Artículo original: “Close-up Photos of Dying Star Show Our Sun's Fate”
Fecha: diciembre 15, 2009
Enlace con el artículo original: aquí
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1 comentario:
Como siempre super interesante. Saludos
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