viernes, marzo 16, 2007

Las Nubes de Magallanes

En las noches con cielo limpio de nubes y sin Luna del hemisferio austral se pueden ver, cerca de la Cruz del Sur, dos pequeñas manchas blanquecinas que podrían confundirse con nubes tenues. Pero si se observa con cuidado, especialmente con el transcurrir de los días, se puede comprobar que los vientos no las afectan y que no se mueven con respecto al fondo de estrellas.

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Diagrama de la ubicación en el espacio de las Nubes de Magallanes.
© www.atlasoftheuniverse.com
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Los antiguos pueblos del Medio Oriente ya las conocían. La primera mención de ellas que registra la historia fue realizada por el astrónomo persa Al Sufi, quien en su “Libro de las estrellas fijas” las nombra como Al Bakr, el Buey Blanco, haciendo notar que si bien no se las puede ver desde Bagdad, sí son observables desde el estrecho de Bab el Mandeb, a 12º 15’ de latitud norte.

Para Europa, fue Fernando de Magallanes quien primero las observó durante su viaje de circum-navegación de 1519-1522. Sin embargo, el nombre actual no se popularizó hasta mucho después. En la Uranometria de Bayer (1603) se las denomina “Nubecula Maior” y “Nubecula Minor”, e incluso Flamsteed en su atlas estelar las designa como “Le Grand Nuage” y “Le Petit Nuage”, que son simplemente las formas latina y francesa para “Gran Nebulosa” y “Pequeña Nebulosa”, respectivamente.

El primero en estudiarlas detenidamente fue John Herschel en el siglo XIX, y en 1912, mientras estudiaba las cefeidas variables en la Pequeña Nube de Magallanes, Henrietta Leavitt descubrió la relación período-luminosidad que ofreció por primera vez un método para determinar las distancias galácticas. Por otro lado, en febrero de 1987 estalló en la Gran Nube de Magallanes una supernova, SN 1987A, la primera visible a simple vista desde 1604 y que ha sido ampliamente estudiada por los astrónomos modernos.

Estos notables objetos del cielo austral lucen claramente diferenciadas del cuerpo de la Vía Láctea. Separadas entre sí por unos 21º, la verdadera distancia entre ellas es de unos 75 000 años luz. Hasta el descubrimiento de la galaxia elíptica enana de Sagitario en 1994, eran las dos galaxias conocidas más cercanas a la nuestra.

La evidencia sugiere que ambas galaxias han sido muy distorsionadas por el efecto de marea de su interacción con la Vía Láctea, y corrientes de hidrógeno neutro las conectan entre sí y con nuestra galaxia, la que a su vez también se ha visto afectada por ambas Nubes que han distorsionado las partes externas del disco galáctico.

En 2007, investigadores del Centro Harvard-Smitsoniano de Astrofísica (CfA) y del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial informaron que un estudio sobre las velocidades tridimensionales de las Nubes de Magallanes indicaban que no estaban ligadas gravitacionalmente con la Vía Láctea, sino que serían sencillamente vecinas transitorias de paso por las cercanías de nuestra galaxia.

Además de sus estructuras diferentes y de su menor masa, se diferencian de la Vía Láctea en dos aspectos importantes. En primer lugar, son comparativamente más ricas en gas y más pobres en metales que ella. Por otro lado, ambas resultan notables por sus nebulosas y sus poblaciones estelares jóvenes, mientras que en nuestra galaxia las estrellas varían de muy jóvenes a muy viejas, lo que indica una larga historia de formación estelar.

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Las Nubes de Magallanes, fotografiadas por el Observatorio Anglo-Australiano.
© Anglo-Australian Observatory
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La Gran Nube de Magallanes (LMC) es una galaxia irregular localizada a unos 160 000 años luz de distancia en la dirección de la constelación del Dorado (o Pez Espada). Contiene unos 15 000 millones de estrellas y su diámetro es de aproximadamente 35 000 años luz, con una magnitud aparente de 0,9 y se extiende por unos 10º de cielo. Presenta una estructura central en forma de barra y es la cuarta en tamaño del Grupo Local, después de la Nebulosa de Andrómeda (M31), la Vía Láctea y la galaxia del Triángulo (M33). Es posible que fuera una galaxia espiral barrada enana que fue desgajada por la poderosa gravedad de la Vía Láctea.

Vista desde la superficie de un planeta en ella, nuestra galaxia sería un espectáculo asombroso. Se extendería por más de 36 grados en el cielo, el equivalente a 70 Lunas llenas, y su luminosidad sería de -2,0, unas 14 veces más que lo que LMC luce para nosotros. Lo que es más, dada su gran altitud con respecto al plano galáctico, sus hipotéticos habitantes verían oblicuamente a la Vía Láctea y sin polvo que interfiriera con su visión, con lo que podrían captar a simple vista la impresionante belleza de su estructura espiral.

La Pequeña Nube de Magallanes (SMC o NGC 292) es también una galaxia irregular, clasificada a veces como enana, que se encuentra a unos 210 000 años luz de distancia de la Vía Láctea, en la dirección de la constelación del Tucán y que contiene tal vez unos 3 000 millones de estrellas en su extensión aproximada de 10 000 años luz.

Presenta todavía una estructura central en forma de barra, así que es posible que fuera también una espiral barrada, antes de ser desgajada y distorsionada por la fuerza gravitatoria de nuestra galaxia. Se muestra ante nosotros como una pequeña mancha de 3º de extensión visual y con una magnitud aparente de 2,7.

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Así se las puede localizar en el cielo austral.
© ecodigital.com.ar
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