Parecería que, en última instancia, las fuerzas internas de la Tierra fueron responsables por la evolución humana. |
Por mucho tiempo, los científicos se han focalizado en la forma en que el clima y la vegetación de África han influido en el desarrollo de la especie humana.
Pero desde hace poco, algunos geólogos de la universidad de Utah han prestado atención nuevamente a la idea de que los procesos que formaron montañas y valles también crearon medioambientes que favorecieron el surgimiento de la humanidad.
Los esposos Royhan y Nahid Gani, dos investigadores del Instituto de Energía y Geociencia de dicha universidad sostienen en un artículo publicado por Geotimes que la acelerada elevación de las tierras altas y montañas que se extienden desde Etiopía hasta Sud África bloqueó buena parte de la humedad oceánica, convirtiendo lo que alguna vez había sido una lujuriosa selva tropical en una colcha de retazos de bosques y sabanas que favorecieron gradualmente a los ancestros humanos que bajaron de los árboles y comenzaron a caminar erguidos, una forma energéticamente eficiente de recorrer áreas más grandes en busca de alimento, en un medioambiente árido.
El Valle del Rift del África oriental corre por algo más de 6 000 kilómetros desde la meseta de Etiopía en el norte hasta la meseta de Karoo en Sud África, al sur y llega a tener unos 600 kilómetros de ancho. Es conocido por los muchos fósiles de ancestros de humanos que allí se han encontrado.
En forma paralela al valle se extiende una cadena de tierras altas y montañas a la que los Gani, un equipo matrimonial de investigadores que se conocieron en el colegio en su nativa Bangladesh, denominan “el muro de África”, y que alcanza máxima elevación en la cima del Kilimanjaro, a unos 5 900 metros de altitud.
Royhan Gani recuerda que “a causa de los movimientos de la corteza terrestre en África Oriental, el paisaje cambió drásticamente a lo largo de los últimos siete millones de años. Este paisaje controlaba el clima a escalas regionales y locales. El cambio climático impulsó la evolución de los simios ancestros de los humanos”, y agrega: “la naturaleza construyó este muro, y los humanos pudieron evolucionar, erguirse y pensar en grande”.
Según los investigadores, fueron el paisaje y la vegetación variables que resultaron de la formación del Muro de África los que crearon una barrera topográfica contra la humedad y resecaron el clima. Al contrario de los ciclos climáticos globales, estos cambios climáticos africanos fueron locales y sus tiempos se correspondieron con la elevación del terreno en diferentes épocas.
Las modificaciones no se produjeron en todas partes del África Oriental al mismo tiempo, y también sucedieron más tarde que en otros lugares del mundo.
El estudio cubrió un área de aproximadamente 500 x 500 kilómetros en la meseta etíope, la zona más prominente del Muro de África, y llegó a la conclusión de que hubo períodos de elevación y sumisión bajos y/o moderados hace entre 29 millones y 10 millones de años, seguidos por otros hace entre 10 millones y 6 millones de años.
Sin embargo, el elevamiento más rápido de la meseta etíope (en algo así como 950 metros) ocurrió entre 6 millones y 3 millones de años atrás.
Nahid y Royhan Gani, parados en la meseta etíope cerca del Cañón del Nilo, que fuera excavado por el Nilo Azul. © Solomon Gera |
Otras investigaciones demuestran que la parte keniana del muro se elevó principalmente entre 7 millones y 2 millones de años atrás, mientras que las montañas de Tangañica y de Malawi se formaron hace entre 5 millones y 2 millones de años y el extremo más austral desarrolló casi toda su elevación durante los pasados 5 millones de años.
La formación del “Muro de África” jugó un papel prominente en la aridificación del este de África, y el período coincide con la evolución de los ancestros de los humanos en el área.
Royhan Gani dice que la primera evidencia indiscutible de bipedalismo aparece hace 4,1 millones de años en el Australopithecus anamensis, aunque algunos investigadores creen que esa característica apareció mucho más temprano, hace 6 o 7 millones de años, y que si bien el clima afectó la evolución humana, el proceso respondió a cambios climáticos globales, tales como los causados por los cambios cíclicos de la órbita terrestre alrededor del Sol, y no de cambios regionales como el propuesto por el matrimonio Gani.
Los Gani especulan que la formación de estos medioambientes variados “podría también ser responsable, en una etapa posterior, de que los homininos desarrollaran un cerebro más grande como forma de enfrentar con estos paisajes cambiantes” en los cuales debían buscar alimento y sobrevivir a los depredadores.
Por ahora, Royhan Gani reconoce que la carencia de marcos temporales más precisos hace difícil relacionar eventos tectónicos específicos con el desarrollo del bipedalismo, de cerebros más grandes o de otros pasos cruciales en la evolución humana.
“Pero todo sucedió dentro del período exacto”, dice. “Ahora debemos precisarlo”.
HOMININOS:
Relaciones filogenéticas de los hominoideos. © sindioses.org |
Según la taxonomía cladística (los científicos llaman “clado” a una línea evolutiva que incluye al descendiente final y a todos sus ascendientes), una forma de clasificación moderna basada en el análisis filogenético (el estudio de las relaciones evolutivas entre los organismos), el ser humano actual, Homo sapiens sapiens es incluido dentro de los homininos.
El término “Homininos” (en latín: Homininae) comprende a una sub-familia de la familia de los Homínidos (Hominidae) que incluye a los seres humanos (Homo) y a sus ancestros extintos (Ardipihtecus, Paranthropus y Australopithecus), como así también a los gorilas y a los chimpancés, es decir, a todos los primates bípedos.
La otra sub-familia de los homínidos es la de los póngidos (Ponginae), que corresponde a los orangutanes. Ambas sub-familias se separaron hace unos 11 millones de años.
A su vez, la sub-familia de los homininos se divide en dos tribus: Gorillini (gorilas) y Hominini (seres humanos y chimpancés). Las dos tribus homininas se separaron hace unos 7 millones de años.
Más tarde, hace unos 5 millones de años, la tribu de los homininos se separó diferenciándose en dos géneros: Pan (los chimpancés) y Homo (los seres humanos actuales y sus antepasados).
El Valle del Rift:
El Valle del Rift (del inglés: “fisura”, “escisión”) es una gran fractura de la corteza continental que está dividiendo en dos al continente africano. Las fuerzas que la producen comienzan en las profundidades de nuestro planeta, donde un súper penacho de roca fundida se ha estado elevando por más de 30 millones de años, separando a las placas africana y árabe y formando en el proceso, además del valle, al mar Rojo y al golfo de Adén.
Dentro de unos 10 millones de años, el valle se convertirá en una dorsal oceánica como la que hace 200 millones se formó por la división de Gondwana en los actuales continentes de África y Sudamérica y que corre por el medio del Atlántico sur (la porción norte de la dorsal atlántica marca la partición de Laurasia en América del Norte y Eurasia); el océano Índico inundará el valle del Rift y eventualmente se formará un nuevo océano entre los restos supervivientes del continente africano.
Una buena explicación con diagramas de este tipo de contacto (llamado divergente) entre placas tectónicas y del proceso de división continental y formación de dorsales oceánicas puede encontrarse en esta página de la UNAM.
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Fuentes utilizadas:
- Daily Galaxy
- Universidad de Utah
- Sin Dioses.org
- Quinta Dimensión
- Wapedia
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