martes, agosto 24, 2010

La desintegración radiactiva y un extraño efecto solar

En ciencia, nunca está dicha la última palabra… por suerte.

Como sucede a menudo, cuando los científicos investigan en busca de alguna respuesta específica, se encuentran con algo totalmente nuevo e inesperado. Y en este caso, la novedad afecta una de esas cosas muy firmes y establecidas, como es la velocidad de desintegración natural de los elementos radiactivos.

Hasta ahora, esa velocidad era considerada absolutamente constante para cada isótopo de un elemento dado, y se utilizaba por ejemplo para la medición del tiempo transcurrido en la formación de una roca o en la construcción de un puente de madera, e incluso en el cálculo de la dosis de radiación que recibe un paciente en el tratamiento médico del cáncer.

Ahora, un artículo de la universidad de Stanford da cuenta de un hallazgo tan inesperado como removedor y que cuestiona esa presunción que ya se consideraba totalmente firme.
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Estructura interna del Sol
© Windows To The Universe

Todo comienza con la búsqueda de nuevos procesos para la generación de números aleatorios. Series de estos números son utilizadas para una gran variedad de cálculos científicos, pero son difíciles de producir ya que los procesos comúnmente utilizados influyen en el resultado obtenido.

Ephraim Fischbach, un profesor de física de la universidad de Purdue estaba investigando la velocidad de desintegración radiactiva de varios isótopos con el fin de utilizarla para la generación de números aleatorios sin ninguna influencia humana. Por ejemplo, un trozo de cesio-137 se desintegrará, en su conjunto, a una velocidad constante, pero los átomos individuales contenidos en ese trozo se desintegrarán con un patrón aleatorio, totalmente impredecible (en realidad lo que se mide es su velocidad de semi-desintegración, es decir, el período necesario para que la mitad de una cantidad del isótopo considerado se desintegre formando uno o más isótopos diferentes). Por lo tanto, el conteo de los “ticks” aleatorios de un contador Geiger colocado cerca del trozo de cesio podría ser utilizado para la generación de esas series de números aleatorios.

Cuando los investigadores examinaron los datos publicados sobre la velocidad de semi-desintegración de isótopos específicos para comparar con sus resultados, descubrieron que no concordaban con las velocidades que ellos habían medido, algo muy extraño para una constante física.

Al chequear sus datos con los del Laboratorio Nacional de Brookhaven en Long Island, EE.UU., y con los del Instituto Federal Físico y Técnico de Alemania, se encontraron con algo aún más sorprendente: la observación prolongada de la velocidad de semi-desintegración del silicio-32 y del radio-226 parecía mostrar una variación estacional. La desintegración se producía en forma ligeramente más veloz en invierno que en verano.
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Desintegración natural de un núcleo de radio. Al emitir una particular alfa, se convierte en un núcleo de radón.
© www.eng.utoledo.edu
Inicialmente se supuso que era algún problema con el equipo utilizado para las mediciones, inducido por los cambios de estación que eran acompañados con cambios en la temperatura y en la humedad. Como dijo Peter Sturrock, profesor emérito de física aplicada en Stanford y experto en los mecanismos internos del Sol, “todos pensaron que debían ser errores experimentales, porque todos creíamos que las velocidades de semi-desintegración eran constantes”.

Pero el 13 de diciembre de 2006 el Sol proporcionó una clave que resultó ser crucial, cuando lanzó hacia la Tierra una corriente de partículas y de radiación. En esos momentos el ingeniero nuclear Jere Jenkins, de Purdue, se encontraba midiendo la velocidad de semi-desintegración del manganeso-54, un isótopo de vida corta utilizado para diagnósticos médicos, y notó que esa velocidad disminuía ligeramente durante la llamarada, una caída que comenzó aproximadamente un día y medio antes que la llamarada. Algo producido por el Sol estaba afectando a los isótopos radiactivos en la Tierra. Pero, ¿qué podría ser?

Las anomalías detectadas por Jenkins ocurrieron en mitad de la noche en Indiana, lo que indicaba que lo que fuera había atravesado toda la Tierra para llegar a los instrumentos del científico.

Jenkins y Fischbach dedujeron que los posibles culpables eran los neutrinos solares, partículas casi sin peso que tienen la particularidad de viajar casi a la velocidad de la luz atravesando todo el mundo físico (planetas, rocas, océanos y seres vivos – incluidos nosotros) sin tener virtualmente ninguna interacción con nada.

Estudios posteriores reforzaron este argumento, puesto que las anomalías parecían estar sincronizadas con la órbita elíptica de la Tierra, oscilando mientras nuestro planeta se acercaba (recibiendo así más neutrinos) y después se alejaba del Sol.

Cuando Sturrock se enteró del descubrimiento de los investigadores de Purdue, recordó que la intensidad de los neutrinos solares que llegaban a la Tierra varía regularmente, a medida que el propio Sol gira sobre sí mismo y nos va mostrando “caras” diferentes, algo así como una versión más lenta de las luces de una ambulancia. De modo que aconsejó a los científicos de Purdue que buscaran evidencia de cambios en las velocidades de desintegración que acompañaran a la rotación solar. “Eso fue lo que sugerí, y eso es que hicimos”, comentó Sturrock.

Al re-examinar los datos de Brookhaven, los científicos descubrieron un patrón recurrente de 33 días. Algo sorprendente, ya que la mayoría de las observaciones del Sol muestran un patrón de 28 días, el período de rotación de la superficie solar. ¿La explicación? Aparentemente, el núcleo del Sol (que es donde las reacciones nucleares producen los neutrinos) gira más lentamente que la superficie que observamos.

Así, toda la evidencia apunta a que nuestra estrella está influyendo sobre los radio-isótopos terrestres.

Claro que todavía queda una gran pregunta sin responder: nadie sabe cómo es que los neutrinos podrían interactuar con los materiales radiactivos para cambiar su velocidad de desintegración.

Fischbach dice que “no tiene sentido, según nuestras ideas convencionales”, y Jenkins agrega que “lo que estamos sugiriendo es que algo que no interactúa con nada está cambiando algo que no puede ser cambiado”.
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Profesor emérito Peter Sturrock
© L A Cicero
Sturrock está de acuerdo, y comenta: “los teóricos comienzan a decir ¿qué sucede aquí? Pero eso es lo que indica la evidencia. Es un reto para los físicos y para los estudiosos del Sol”.

Si esta relación aparente entre las llamaradas solares y las velocidades de desintegración probara ser cierta, el descubrimiento podría llevar a un método de predecir esas llamaradas antes de que ocurrieran, lo que a su vez ayudaría a prevenir el daño a satélites y a las redes eléctricas, y también a salvar las vidas de los astronautas en el espacio.

Por otro lado, la misteriosa partícula causante del fenómeno podría no ser un neutrino. “En ese caso sería algo que no conocemos, una partícula desconocida emitida también por el Sol y que tuviera ese efecto, y eso sería algo más notable aún”, finalizó Sturrock.

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martes, agosto 10, 2010

Gabriela Mistral que estás en los cielos

Imágenes celestes: Nebulosa NGC 3324 en Carina

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Nebulosa Gabriela Mistral, o NGC 3324
© SSRO
Localizada en el hemisferio sur, NGC 3324 se encuentra en la esquina noroeste de la gigantesca nebulosa austral de Carina (NGC 3372), hogar de la activa y explosiva estrella Eta Carinae, de algunos cúmulos estelares como Trumpler 14  y de varias nebulosas más pequeñas, como la que estamos visitando en este artículo.

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Gabriela Mistral (1889-1957)
© astrosurf.com
Todo el Complejo de la Nebulosa de Carina se ubica a una distancia de unos 7 500 años-luz, en la dirección de la constelación de Carina (La Quilla), conformando una región de intensa formación estelar con franjas oscuras de polvo frío que divide el resplandeciente gas nebular que rodea sus muchos cúmulos de estrellas, y contiene más una docena de estrellas con masas que son al menos 50 o 100 veces superiores a la de nuestro Sol.

NGC 3324 no solamente es bella sino que además, como sucede con muchas otras nebulosas, sus caprichosas formas adquieren, desde nuestro punto de vista terrestre, algunos rasgos que encienden nuestra imaginación. Por eso, NGC 3324 recibe también el nombre de Nebulosa Gabriela Mistral, debido a su notable parecido con el perfil de la poetisa chilena ganadora del Premio Nóbel en 1945 que nació y creció en la región de Elqui, hogar también de los observatorios astronómicos profesionales de Cerro Tololó, Cerro Pachón y Cerro Morado.

Otras fotografías sobre el interior de la misma Nebulosa Gabriela Mistral, así como de su ubicación dentro del Complejo de Carina, pueden encontrarse en otro artículo de este blog.

SSRO
Ubicado en New Mexico Skies y en CTIO (Cerro Tololo, Chile), el observatorio SSRO (Star Shadows Remote Observatory = Observatorio Remoto Sombras Estelares) es un esfuerzo cooperativo de astro-fotografía operado por Lewis Garrett, Jacob Gerritsen, Rick Gilbert, Jack Harvey, Steve Mazlin, Michael Smith, Teri Smoot, y Daniel Verschatse. La reproducción comercial de sus imágenes puede realizarse únicamente con la autorización escrita de SSRO.

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Enlace con el artículo original de SSRO: aquí
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domingo, agosto 08, 2010

Nueva hipótesis para el origen de la vida

Quizás el libro de la vida comenzó a escribirse en páginas de mica

¿Cómo comenzó la vida en la Tierra? Para la ciencia, la pregunta es por lo menos tan antigua como Darwin, quien elucubraba con alguna pequeña charca cálida mientras meditaba en sus misterios.

Las respuestas han sido muchas, pero hasta ahora ninguna de ellas ha logrado una aceptación más o menos unánime. Por eso, seguimos buscando, y ahora tenemos otra que quizás nos aproxime un poco más a la resolución del misterio original.

Un artículo de la NSF (National Science Foundation = Fundación Nacional de Ciencias) de los EE.UU. informa sobre una hipótesis presentada por Helen Hansma, de la Universidad de California, Santa Bárbara. Si esa idea es correcta, la vida pudo haberse originado entre hojas de mica dispuestas como las páginas de un libro.

La hipótesis de la “vida entre las hojas”, originalmente presentada en 2007, es descrita en su totalidad en un artículo presentado por Hansma en el número del 7 de septiembre de 2010 de la revista “Journal of Theoretical Biology”.

Según ella, los compartimientos que comúnmente se forman entre las capas de mica, un mineral común que se fractura en hojas delgadas, pudo haber cobijado a las biomoléculas progenitoras de las futuras células.

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Diagrama de biomoléculas (color negro) uniéndose y evolucionando entre hojas de mica (color verde), en un océano primitivo.
© Helen Greenwood Hansma, University of California, Santa Barbara

En un medioambiente física y químicamente correcto que les permitiera evolucionar mientras estaban protegidas, estas moléculas podrían haberse reorganizado hasta formar células. Los trozos de mica incrustados en rocas podrían haber proporcionado este ambiente, ya que:

1) Los compartimientos de mica podrían haber alojado, aislado y protegido a las moléculas, permitiéndoles a la vez moverse las unas hacia las otras hasta unirse y formar grandes moléculas orgánicas. Incluso podrían haber servido como plantillas para la creación una forma de vida compartimentada, tal como las células que conocemos.

2) Las hojas de mica se mantienen unidas gracias al potasio. Si la mica hubiera transferido este potasio a las células en evolución, esto podría explicar los altos niveles de ese elemento que hoy encontramos en nuestras células.

Las superficies de mica resultan hospitalarias para las células vivas y para todas las grandes clases de biomoléculas, como las proteínas, los ácidos nucleicos, los carbohidratos y los lípidos, y como su hipótesis es consistente con otras hipótesis que proponen que la vida se originó como ARN (ácido ribonucleico), vesículas grasas o metabolismos primitivos, Hansma cree que un “mundo de mica” pudo haber albergado a cualquiera de estos tipos de progenitores posibles.

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Helen Greenwood Hansma
© NSF
Según la científica, la mica podría haber sido un mejor sustrato para el desarrollo de las células que otros minerales que también han sido propuestos para cumplir ese papel. Probablemente, esos otros minerales podrían haberse tornado intermitentemente demasiado secos o demasiado húmedos como para sostener la vida. En cambio, los espacios entre las capas de mica habrían tenido probablemente ciclos de sequedad/humedad más limitados que podrían haber sostenido vida sin alcanzar extremos letales.

Además, y a diferencia de otros tipos de arcillas que han sido consideradas como superficies potenciales para los orígenes de la vida que responden al agua hinchándose, la mica resiste la hinchazón ofreciendo un medioambiente relativamente estable. Sus hojas son tan delgadas (un nanómetro) que hay un millón de ellas en una pieza de un milímetro.

La científica dice que “podría haber sido un buen lugar para el origen de la vida, protegida dentro de esas pilas de hojas que pueden moverse hacia arriba y hacia abajo en respuesta a los flujos de agua, lo que podría haber suministrado la energía mecánica para la creación y la ruptura de enlaces químicos”.

Hansma resume así su hipótesis: “La mica proporcionaría suficiente cobijo y estructura como para que las moléculas evolucionaran, acomodando a la vez la naturaleza dinámica y siempre cambiante de la vida”.

Por otro lado, es un mineral muy antiguo. Se estima que algunas micas tienen más de cuatro mil millones de años de edad. La biotita, por ejemplo, ha sido encontrada en regiones que contienen evidencia de las formas más primitivas de vida, que según se cree existieron hace unos 3 800 millones de años.

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El árbol de la vida.
© Gustav Klimt

sábado, agosto 07, 2010

La “Cara de Marte” vista de cerca

Una buena imagen vale más que mil teorías.

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Cydonia, Marte, 2007: así es la “Cara de Marte”.
© NASA/JPL/University of Arizona
A la izquierda podemos ver una fotografía que seguramente no encontraremos en las tapas de los tabloides cuando pasemos frente a un estanco. Esta es la famosa “Cara de Marte”, y es la imagen más cercana obtenida hasta ahora de esta forma del terreno, capturada por la mejor cámara marciana que hayamos tenido, la HRISE del MRO (Mars Reconnaissance Orbiter = Orbitador de Reconocimiento de Marte). Ciertamente, luce como la parte superior de una meseta… y eso es exactamente lo que es.

Este rasgo del terreno en la región de Cydonia, en Marte, es muy probablemente una cúpula de lava que ha creado una meseta o colina plana aislada.

Comparemos ahora esta fotografía con la imagen original (izquierda,más abajo) obtenida por el orbitador Viking en 1976 y que creó tanto furor, incluyendo toda una nueva cultura de teorías conspirativas, libros, programas televisivos e incluso una película. ¡Vamos!, es apenas una colina.

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Primera fotografía de la “Cara” en 1976
© NASA
Las cámaras del Viking tenían una resolución mucho menor que la HIRISE y la fotografía mostraba una geometría lumínica diferente, lo que hacía que pareciera un rostro. Sí, ciertamente, en esta imagen parecía una cara.

Pero las cosas no son siempre lo que parecen, especialmente con baja resolución y mala luz.

Abajo podemos ver, lado a lado, la imagen original junto a imágenes más nuevas y mejores, capturadas por la MRC (Mars Orbiter Camera = Cámara Orbitadora de Marte) del Mars Global Surveyor (Reconocedor Global de Marte) (que tomó fotografías de la región de Cydonia en 1998 y en 2001). Ahora HIRISE, que muestra un increíble detalle desde unos 300 kilómetros por sobre la superficie, ha establecido un nuevo récord.

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La “Cara de Marte” fotografiada por Viking en 1976 y por el Mars Global Surveyor en 1998 y 2001.
© NASA

Lamentablemente, todavía hay mucha gente que se aferra a la noción de una cara en Marte.

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Senderismo en Marte
© NASA/Jim Garvin
Y aquí, a la izquierda, vemos una de mis imágenes favoritas.

Jim Garvin, quien es actualmente el científico jefe de la Oficina Directiva de Ciencias y Exploración del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, creó un mapa potencial de senderismo en la “cara”, con la siguiente descripción:

“La extensión de la caminata es de aproximadamente 5,5 kilómetros, con una ganancia total de elevación de unos trescientos metros. Categorización: fácil al principio y en la sección media, con algunas secciones muy empinadas. Llevar mucha agua y oxígeno”.

Y si todavía fuera necesario algo más, en este enlace podemos disfrutar de una animación creada para Science@NASA con imágenes reales de la cara obtenidas por la nave Mars Express de ESA (la agencia espacial europea) que nos proporciona un viaje completo alrededor de la colina.

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Artículo original: “Extreme Close-Up of the Face on Mars”
Autora: Nancy Atkinson
Fecha: julio 28, 2010
Enlace con el artículo original:
aquí
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viernes, agosto 06, 2010

El Casco de Thor

Imágenes celestes: Nebulosa NGC 2359 en el Can Mayor

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Nebulosa NGC 2359, El Casco de Thor.
© SSRO

A unos 15 000 años-luz de distancia, en la dirección del Can Mayor, encontramos una burbuja interestelar de unos 30 años-luz de diámetro creada por el viento solar proveniente de una estrella que probablemente se convierta en supernova en un futuro relativamente cercano (astronómicamente hablando, claro).

Clasificada como NGC 2359, su aspecto parecido a un yelmo gigantesco adornado por penachos alados lo convierte en un objeto digno de un héroe y lo suficientemente poderoso como para haber recibido su nombre familiar de “El Casco de Thor”, el dios guerrero de la mitología nórdica.

La estrella central pertenece a un tipo conocido como Wolf-Rayet, y es una súper gigante muy caliente y masiva que se encuentra próxima al fin de su vida que en su agonía lanza al espacio un fuerte viento que barre a través de la nube de gas molecular que la rodea. El color verde-azul corresponde a la banda de emisión del oxígeno.

Esta hermosa fotografía fue obtenida desde Chile por uno de los integrantes del equipo de astrofotógrafos del observatorio SSRO, y puede encontrarse también en la página de APOD y en la de NOAO.

SSRO
Ubicado en New Mexico Skies y en CTIO (Cerro Tololo, Chile), el observatorio SSRO (Star Shadows Remote Observatory = Observatorio Remoto Sombras Estelares) es un esfuerzo cooperativo de astro-fotografía operado por Lewis Garrett, Jacob Gerritsen, Rick Gilbert, Jack Harvey, Steve Mazlin, Michael Smith, Teri Smoot, y Daniel Verschatse. La reproducción comercial de sus imágenes puede realizarse únicamente con la autorización escrita de SSRO.


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Artículo original: “Thor's Helmet, NGC 2359”
Fecha: marzo 30, 2010
Enlace con el artículo original:
aquí
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lunes, mayo 24, 2010

Cambio climático: problemas con el cinturón de convección.

Las bases erróneas de una profecía equivocada.

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La Circulación Atlántica Meridional de Transporte (AMOC = Atlantic Meridional Overturning Circulation), también conocida como Cinturón Oceánico de Convección, ha sido objeto de muchos estudios desde su descubrimiento. La AMOC es la responsable principal por el clima templado de Europa y algunos científicos han advertido que el calentamiento global podría hacer que este flujo oceánico se enlenteciera o que incluso pudiera detenerse.

Este resultado bastante contra-intuitivo de un clima que se calienta provocaría una Europa mucho más fría, quizás incluso una nueva mini-edad de hielo. Un nuevo análisis de datos satelitales y de sensores de deriva no ha encontrado evidencia de que el cinturón de convección se esté enlenteciendo. De hecho, un estudio apoyado por la NASA indica que el cinturón es mucho menos susceptible de ser estrangulado por el cambio climático de lo temido por algunos alarmistas climáticos.

El calor transportado por AMOC representa una contribución sustancial al clima moderado marítimo y continental de Europa. Durante mucho tiempo los científicos han temido que cualquier enlentecimiento significativo de esta circulación pudiera tener profundas implicaciones para el cambio climático. En un artículo de 2005 de la revista Nature, “Slowing of the Atlantic meridional overturning circulation at 25° N”, Harry L. Briden, Hannah R. Longworth y Stuart A. Cunningham analizaron mediciones de temperatura y salinidad adquiridas durante cinco breves inspecciones por barco entre 1957 y 2004. Estos datos parecían indicar que el flujo en dirección norte de la circulación atlántica había sufrido una declinación de volumen del 30% hacia fines del siglo. Estos hallazgos llevaron a advertencias de que un escenario similar al desastre mostrado en el film “El día de pasado mañana” podría estar a la vuelta de la esquina.

“Una mini-edad de hielo puede llegar pronto, advierte un estudio”, fue el titular del sitio web del “National Geographic News”. “Una congelante nueva evidencia desde el océano Atlántico está causando temores de que Europa occidental podría caer pronto en las garras de una edad de hielo”, informó su artículo noticioso de 2005. “El estudio apoya las predicciones de los modelos de computadora que sugieren que el calentamiento global podría apagar la corriente del Atlántico norte en los próximos 50 o 100 años”. Pero incluso en 2005, se notó que la magnitud de estos hallazgos no parecía concordar con la variación climática observada.

Los cambios informados eran tan enormes que ya deberían haber recortado el calentamiento oceánico de Europa en casi una quinta parte, lo suficiente como para enfriar las islas británicas en 1ºC y a Escandinavia en 2ºC. Richard, Wood, oceanógrafo jefe del Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, dijo en ese momento que los descubrimientos de Bryden et al dejaban un montón de cosas sin explicar. Más recientemente, los datos de mediciones continuas de conjuntos de instrumentos fijados por cables identificaban grandes fluctuaciones anuales del flujo de convección, mayores incluso que las descubiertas por las viejas inspecciones por barco.
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La AMOC, trayendo calor a Europa y Escandinavia desde los comienzos del Holoceno.
© The Resilient Earth

Ahora, un nuevo estudio realizado por el físico oceanográfico Joshua Willis, trabajando para el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, ha reducido aún más la probabilidad de una falla en el cinturón de convección. Mediciones satelitales con precisión de centímetros combinadas con observaciones de las boyas sub-superficiales de flotación libre de Argo indican que el flujo no ha disminuido a lo largo de los últimos siete años. Incluso, los datos satelitales indican un aumento del flujo. Así es como el Dr. Willis describió su trabajo en un resumen de “Can in situ floats and satellite altimeters detect long-term changes in Atlantic Ocean overturning?”:

Se ha predicho que el calentamiento global endentecería la AMOC, lo que resultaría en impactos climáticos regionales significativos a lo largo del Atlántico norte y más allá. Aquí, las observaciones satelitales de altura martina superficial (SSH = sea surface height) junto con la temperatura, la salinidad y la velocidad de flotas de perfil han sido utilizadas para estimar los cambios en el flujo en dirección norte, el brazo superior de la AMOC en las latitudes alrededor de los 41ºN. La media 2004-2006 de transporte mostró ser de 15,5 ± 2,4 Sv (106 m3/s) con una variabilidad estacional y anual algo más pequeña en latitudes más bajas. No hay una tendencia significativa en la fuerza de transporte entre 2002 y 2009. Los datos altimétricos, sin embargo, sugieren un incremento de 2,6 Sv desde 1993, consistente con un calentamiento del Atlántico norte durante el mismo período. A pesar de las significativas fluctuaciones estacionales e interanuales, estas observaciones demuestran que no ocurrió un enlentecimiento sustancial de AMOC durante los últimos siete años y que es improbable que hayan ocurrido durante las pasadas dos décadas.

Para los no-oceanógrafos el incremento de 2,6 Sv podría parecer no significativo pero es, de hecho, un montón de flujo acuoso. La “Sv” significa “Sverdrup”, la cantidad más grande utilizada comúnmente para expresar el volumen del flujo de agua. Se denomina así en honor del oceanógrafo noruego Harald Sverdrup que la definió: 1 Sv representa 106 metros cúbicos por segundo (mil millones de litros por segundo). Este es el flujo equivalente a todos los ríos del mundo que desembocan en el océano. De modo que no solamente el aumento de 2,6 Sv a lo largo de la década pasada lo que resulta notable, sino también la variación estacional y anual de ±2,4 Sv es impresionantemente grande. Expresado simplemente, el cinturón de convección no se está comportando en la forma que habían supuesto los científicos.

El cinturón oceánico de convección global, también conocido como Circulación Termohalina ((THC = Thermohaline Circulation) es una circulación oceánica a gran escala que es impulsada por las diferencias en la densidad del agua que ocurre en diferentes partes del océano. Termohalina es una combinación de “termo”, referida a la temperatura, y “halina”, que refiere al contenido de sal, factores ambos que contribuyen a determinar la densidad del agua de mar. Las diferencias de densidad son creadas por el calor superficial y el agua dulce que fluye de los ríos y del hielo fundente.

Hay límites bien claros entre las masas de agua que se forman en la superficie y que subsecuentemente mantienen su identidad propia dentro del océano. Estas masas de agua pueden ser ordenadas una sobre la otra, de acuerdo a su densidad. Cuando se ven impulsadas por la gravedad, el viento y la rotación terrestre forman un complicado sistema que hace circular el agua alrededor de los océanos del mundo en un patrón complicado.

El término MOC (meridional overturning circulation = circulación meridional de transporte) se utiliza a menudo para todo el sistema de circulación ya que las corrientes no están impulsadas únicamente por la densidad del agua. La AMOC es la porción atlántica del más grande sistema mundial MOC.
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El cinturón de convección en un mapa oceánico continuo.
© Avsa

La visión primitiva de los científicos acerca de MOC era la de una gran circulación ordenada que movía energía calórica alrededor del globo. Se creía que las grandes corrientes eran bastante estables, pero que podían aumentar o disminuir con los cambios de la temperatura global. Solamente una MOC debilitada podía fluir durante una edad de hielo, y cualquier cosa que pudiera interrumpir su tranquilo funcionamiento podría provocar cambios climáticos bruscos (por ejemplo, el calentamiento Bolling-Allerdo y el subsiguiente enfriamiento del Pequeño Dryas). La interrupción del flujo del cinturón de convección se cita a menudo como uno de los mecanismos para los ”puntos de inflexión” del cambio climático.

Ahora, como hemos venido a saber, el flujo no es sostenido ni responde a los efectos proyectados del cambio climático como suponían los científicos. Un cierto número de estos últimos ha presentado la hipótesis de que el cambio climático debilitaría a la MOC. Finalmente, esta predicción recorrió su camino hasta el informe del Grupo de Trabajo I del AR4 del IPCC en 2007 (véase 10.3.4 Changes in the Atlantic Meridional Overturning Circulation). Aquí vemos una parte de lo que dijo el IPCC sobre el calentamiento global y la MOC:

“La reducción en la fortaleza de la MOC asociada con un incremento en los gases de invernadero representa una retroalimentación negativa para el calentamiento en y alrededor del Atlántico norte. Es decir, a través de reducir el transporte de calor desde las latitudes bajas hacia las altas, las SSTs (Sea Surface Temperatures = temperaturas de la superficie del mar) resultarían más frías de lo que serían si la MOC permaneciera incambiada. Así, el calentamiento se reduce sobre y corriente abajo del Atlántico norte. Es importante hacer notar que en los modelos en los que la MOC se debilita, el calentamiento igual ocurre corriente abajo sobre Europa debido al papel general dominante de la fuerza radiativa asociada con el incremento de los gases de invernadero”.

El IPCC basó sus predicciones en simulaciones de 19 modelos acoplados integrados desde 1850 hasta 2100 bajo escenarios SRES A1B de dióxido de carbono atmosférico y de escenarios de aerosoles hasta el año 2100. Algunos de los modelos continuaron su integración hasta el año 2200 con forzamientos constantes según los valores del año 2100. Los resultados de estas simulaciones se muestran en la imagen 10.15 del informe, y que se reproducen más abajo. Las estimaciones de MOC para fines del siglo XX basadas en observación directa se muestran como barras verticales en el lado izquierdo.
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Tres de estas simulaciones muestran un enlentecimiento sostenido o rápido de MOC que no está relacionado con el calentamiento global. Unas pocas otras muestran valores simulados de fines del siglo XX que no son consistentes con las estimaciones observacionales. De las simulaciones modélicas que son consistentes con las observaciones de fines del siglo XX, ninguna de ellas predijo un aumento de MOC durante el siglo XXI. Las predicciones de reducciones de flujo varían desde “indistinguibles dentro de la variabilidad natural simulada hasta más del 50% en relación con la media 1960-1990”. Ninguno de los modelos proyecta una transición brusca hacia un estado detenido de MOC. En otras palabras, no se predicen “puntos de inflexión”.

Todo esto aparenta ser bueno, y estar bien, pero el caso es que MOC no está siguiendo el guión IPCC. Como muestra el artículo del Dr. Willis, no ha habido enlentecimiento a lo largo de los últimos siete años y probablemente tampoco durante los pasados veinte, años durante los cuales se estima que las temperaturas globales han aumentado significativamente. Como informáramos en ”Conveyor Belt Model Broken” , cuando estuvieron disponibles las mediciones de las boyas flotantes, los científicos descubrieron que el cinturón de convección no fluía en grandes masas tranquilas y predecibles. En la correspondencia con la Dra. Susan Lozier, autora principal del estudio en que se basó el artículo, ella sostuvo que sus hallazgos no cambiaban el comportamiento teórico de MOC.
“Realmente, las aguas del Atlántico Norte están revolviéndose, fluyendo hacia el ecuador en las profundidades y regresando hacia el polo en la superficie, pero ahora sugerimos que el flujo en las profundidades no está confinado en una corriente de bordes estrechos o “cinturón de convección”, afirmó. “Los modelos climáticos se ocupan inicial y principalmente del retorno de las aguas superficiales y nuestra investigación no tiene nada que ver con esas aguas”. El que este hallazgo no tiene un impacto potencial sobre el sistema climático como un todo es simplemente falsa modestia; cualquier cambio en el comportamiento de las corrientes oceánicas afecta la forma en que ellas interactúan. El cinturón de convección no funciona en la forma en que pensaban los científicos y eso tiene implicaciones para la transferencia global de calor, y por lo tanto del clima, a lo largo del tiempo. Ahora parecería que esa discrepancia era solo el comienzo y que la ciencia climática se ha equivocado otra vez con las corrientes del cinturón de convección.
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Profecía equivocada
© The Resilient Earth

Los modelos climáticos reciben el nombre de GCM (general circulation models = modelos generales de circulación) porque las dos partes más importantes de esos modelos son las simulaciones de circulación atmosférica y oceánica. De las dos, la oceánica contiene la mayor energía calórica y produce el impacto mayor sobre el cambio climático. Resulta claro que la ciencia climática no comprende con precisión la forma en que funciona la circulación oceánica, y esto implica que todas sus simulaciones modélicas no reflejan la realidad. El resultado de esta nueva información es que la amenaza de una edad de hielo para Europa no parece seguir siendo inminente, no al menos por un enlentecimiento del cinturón de convección causado por el calentamiento global.

Todo esto demuestra la debilidad de la ciencia que está detrás del cambio climático. Las predicciones de un futuro cambio climático están basadas en nuestro conocimiento actual sobre la forma en que funciona el clima: la teoría. Y la teoría se basa en observaciones del comportamiento del clima en el pasado: los datos. Pero los datos sobre las fluctuaciones de MOC eran escasos e incompletos. Ahora, con datos mejores, parecería que la teoría está equivocada. Esto, a su vez, significa que todos los modelos existentes están basados en presunciones incorrectas y que también pueden haber sido calibrados utilizando datos históricos erróneos. Sin embargo, las predicciones de un desastre futuro generadas por estos modelos conforman el núcleo mismo del caso de los alarmistas del cambio climático para un cambio socioeconómico radical. Y aquellos de nosotros que nos sentimos escépticos sobre los pronósticos de la ciencia climática somos considerados como tontos.
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Como dice Doug L. Hoffman:
“Cuídense, disfruten el interglacial y manténganse escépticos”.
”edad_de_hielo”

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Artículo original: “Ocean Conveyor Belt Confounds Climate Science”
Autor: Doug L. Hoffman
Fecha: abril 08, 2010
Enlace con el artículo original:
aquí
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sábado, abril 17, 2010

Cambio climático: la amenaza ecologista

Preocupados por su caída en las encuestas de opinión, los calentólogos redoblan la apuesta.

En 1999 Patrick Moore, co-fundador y ex-presidente (1977-1986) de Greenpeace, declaró en una entrevista realizada por la revista New Scientist:

"El movimiento ambientalista abandonó la ciencia y la lógica en algún lugar a mediados de los '80, justo cuando la sociedad en general estaba adoptando todos los puntos más razonables de la agenda ambientalista.
Esto fue así porque muchos ambientalistas no podían realizar la transición de la confrontación al consenso, y no podían escapar de la política de adversarios. Esto se aplica particularmente a los activistas políticos que estaban utilizando la retórica ambientalista para esconder agendas que tenían que ver más con la lucha de clases y el anti-corporativismo que sobre la ciencia real del medioambiente.
Para mantenerse en un papel confrontativo, estas gentes tuvieron que adoptar posiciones aún más extremistas porque todas las razonables estaban siendo aceptadas".

Desde mediados de la década de 1980, prácticamente todos los movimientos e instituciones ecologistas fueron siendo infiltrados y dominados por grupos político-filosóficos contrarios a las ideas democráticas y al sistema económico del mundo occidental que se trasladaron a ellos luego del fracaso y caída del “socialismo real”.

Durante años, estas organizaciones ecologistas han ido creciendo en importancia, en activismo, en poder y en riqueza. Manejan miles de millones de dólares en donaciones y en prebendas oficiales. Lo han logrado principalmente invocando fines idealistas, desinterés y solidaridad con los más desfavorecidos, sin vacilar jamás en la exageración de peligros posibles, e incluso sin dudar en la creación de males completamente imaginarios basados en amenazas inexistentes, para así poder alcanzar los objetivos de su agenda política.

Ejemplo claro ha sido la utilización del así llamado “calentamiento global antropogénico”, es decir, de la variabilidad natural del clima de nuestro planeta pero relacionándola con la actividad humana industrial. De ese modo, sus ideólogos han podido reponerse de la pérdida de su utopía socialista y revolverse nuevamente contra sus viejos contrincantes filosóficos: la sociedad occidental y el sistema de valores democráticos que la sustentan.

Para ello han contado hasta ahora con la complacencia de algunos, la complicidad de otros, y principalmente, con la buena fe de una mayoría que ha creído en sus engaños y en su alarmismo catastrófico y que ha sido tocada en sus sentimientos más profundos con un sentimiento de culpa por las desgracias de los menos favorecidos.

En su tarea han sido ayudados por un pequeño grupo de científicos que han faltado a la ética del método científico, por el apoyo de gobiernos occidentales que han aprovechado la situación para atemorizar y aumentar la presión impositiva de sus pueblos y de gobiernos totalitarios o cuasi-dictatoriales que han visto la oportunidad de aprovecharse de la credulidad del mundo occidental, así como por individuos y compañías que se están enriqueciendo con subsidios y apoyos económicos estatales. En ese conjunto de asociados no puede olvidarse, además, el juego que han seguido los principales medios de información del mundo, que han utilizado sus noticias y posiciones alarmistas para llevar dinero a sus arcas, y por periodistas que han logrado desarrollar verdaderas carreras especializadas en todo este tinglado propagandístico.

Lamentablemente para sus intereses, en noviembre de 2009 surgió el escándalo del “”climategate””, es decir, la publicación de un conjunto de archivos que contenían e-mails y códigos de programación pertenecientes al CRU (Climate Research Unit – Unidad de Investigación del Clima) de la universidad de East Anglia, uno de los principales organismos a nivel mundial para el registro y seguimiento de las temperaturas globales.

Esta información puso al descubierto lo que desde hacía tiempo sospechaba y acusaba un pequeño grupo de escépticos que contra viento y marea se enfrentaban a esta conjunción global de intereses seudo-ambientalistas. Los e-mails y los códigos de programa demostraban los engaños, las presiones y la tergiversación de datos, así como el esfuerzo para ocultar e incluso destruir la información original con la cual habían creado sus propios registros oficiales “transformados” que habían luego mostrado al público para “demostrar” la causa humana del calentamiento global que se había producido en el último tercio del siglo XX.

El hasta entonces director del CRU, Phil Jones, fue separado del cargo y sometido a una investigación muy “light” por parte de la universidad de East Anglia y por políticos del parlamento británico, que sin dejar nada en claro lo eximió de culpas penales, aunque no pudo evitar el reconocimiento de sus faltas a la ética científica.

Luego, en cascada, han venido desenmascarándose los engaños perpetrados por los dirigentes del IPCC, el organismo mundial dependiente de la ONU encargado del estudio del cambio climático. A pesar de los exabruptos de su presidente, Rajendra Pachauri, se vio obligada a reconocer que, por ejemplo, sus profecías sobre el deshielo de los glaciares del Himalaya para el año de 2035 eran totalmente falsas, aunque todavía queda por aclarar el pequeño detalle de los más de tres millones y medio de dólares recibidos por una organización también presidida por Pachauri para el “estudio” de este falso deshielo y sus aún más falsas consecuencias. Uno de los científicos del mismo IPCC reconoció que estos informes falsos habían sido emitidos para presionar a los líderes políticos a los efectos de que adoptaran las medidas exigidas por los ambientalistas.

El propio Phil Jones, en declaraciones periodísticas, reconoció también que desde 1998 las temperaturas habían dejado de aumentar pese al crecimiento de los niveles de dióxido de carbono, un gas necesario para la vida e injustamente acusado de ser culpable de un “desastre climático” que existe únicamente en los programas de computadora digitados por la comunidad ecologista (de hecho, la década 2001-2010 fue la más nivosa que se haya registrado). Reconoció además que ese calentamiento de fines del siglo XX era similar a varios otros ocurridos anteriormente por razones naturales y cíclicas, algo totalmente normal y que ha venido ocurriendo una y otra vez desde la formación de nuestro planeta hace unos 4 500 millones de años.

La desesperación que todo esto ha causado en las filas ambientalistas es notoria, y ha llevado a la proliferación de augurios cada vez más catastróficos y descabellados que, sin embargo, no han podido evitar su creciente caída de credibilidad, según muestran las encuestas de países como Alemania, Inglaterra, Francia, Australia, e incluso de los EE. UU.

Y por si esto fuera poco, han decidido pasar a una acción incluso más directa. Por supuesto, no los frena ningún escrúpulo ni ningún respeto hacia los derechos de los demás. Es notorio en ese sentido su desprecio por los valores democráticos, tal como lo expresara el propio James Lovelock, creador de la “hipótesis Gaia” y uno de los máximos gurúes del ecologismo, en una entrevista realizada por el periódico The Guardian del Reino Unido el día 29 de marzo de 2010:

"Necesitamos un mundo más autoritario”…
…”Tengo un sentimiento de que el cambio climático puede ser un asunto tan severo como una guerra. Puede que sea necesario dejar de lado a la democracia por algún tiempo”

Pero esto tampoco pareció suficiente y pocos días después, el 2 de abril de 2010, el blog de Greenpeace publicó un artículo en dos partes lleno de amenazas personales y físicas contra los que opinaran en contra de sus preceptos dogmáticos. Con palabras dignas de cualquier grupúsculo terrorista, el autor decía, entre otras barbaridades:

"Debemos quebrantar la ley para hacer las leyes que necesitamos; leyes que se suponen deben proteger a la sociedad y proteger a nuestro futuro”…
…”Necesitamos un ejército de forajidos climáticos”…
…”Sabemos quienes son ustedes. Sabemos donde viven. Sabemos donde trabajan. Y nosotros somos muchos, pero ustedes son pocos”.

Es claramente una imposición por el terror, pretendiendo dominar con la amenaza física no solamente a quienes disienten con ellos, sino incluso contra sus familiares y sus compañeros de trabajo. No en vano imitan a los fanáticos religiosos cuando llaman “negacionistas” a quienes cometen el “pecado” de opinar en forma diferente.

Es que en verdad el desprecio que estas personas sienten hacia los demás no conoce límites. El 6 de abril de 2010, en un foro ecologista (el TreeHuggers Forum) se comentaba la noticia de 115 mineros chinos atrapados en una mina de carbón y que corrían peligro de muerte. Uno de los foristas, al parecer integrante del blog “Green Earth Friend” (Amigo de la Tierra Verde) contestó así:

"Odio ser tan duro, … pero realmente no me importan los mineros. Si trabajan para la industria petrolera/del carbón, están trabajando para destruir el medioambiente y se merecen cualquier karma que les caiga. Lo lamento”.

Los medios de presión no se limitan a las amenazas físicas, sino también a las económicas y sobre naciones enteras. Varias organizaciones ecologistas, por ejemplo, intentaron frenar un préstamo del Banco Mundial para construir una planta de generación eléctrica en Sud África porque funcionaría con carbón, tal como nos cuenta esta noticia. El hecho de que esta planta permitiría el acceso a la energía eléctrica a millones de personas que ahora carecen de ella y que con ello mejorarían notablemente su calidad de vida, no movió ni un cabello de su cabeza ambientalista.

Ahora intentan acallar a todos quienes opinen en contrario utilizando las armas de las dictaduras más atroces que ha conocido la humanidad. Sabiendo que su causa está perdida cuando se enfrenta a la razón, pretende lograr que cualquier forma de disenso sea considerada delito, un “ecocidio” como lo llaman, comparable a cualquier otro crimen punible en el derecho internacional, tal como lo pide Polly Higgins, una abogada y activista británica. Hay que hacer notar, sin embargo, que no es la primera en pedir un castigo capital para los que se nieguen a aceptar sus dogmas.

Fue el húngaro Paul Hollander quien dijo acertadamente que "Los humanos motivados por nobles ideales son capaces de infligir un terrible sufrimiento con una conciencia limpia". Tal es lo que acontece con los fanáticos de esta nueva cuasi-religión.

Nuestro deber, sin embargo, es enfrentarlos y desenmascararlos, sin violencias, sin rencor, pero también sin desmayo, en aras del verdadero humanismo. Porque como siempre, y como también dijera sabiamente don José Gervasio Artigas, “la cuestión es entre la libertad y el despotismo”.

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Como dice Doug L. Hoffman:
“Cuídense, disfruten el interglacial y manténganse escépticos”.
”edad_de_hielo”

miércoles, abril 07, 2010

Resurge Chicxulub

La hipótesis del asteroide asesino recupera fuerzas.

Aunque la historia del “asteroide que mató a los dinosaurios” se ha convertido en algo de conocimiento general para la mayoría de la gente, todavía hay científicos que apoyan causas alternativas para el evento de extinción de fines del Cretácico. Volcanes, múltiples choques de asteroides e incluso incendios generalizados de bosques, han sido sugeridos como causantes de la desaparición de los dinosaurios.

El evento de extinción de hace unos 65,5 millones de años coincidió con un gran impacto de asteroide en Chicxulub, México, y ocurrió durante la época del derrame volcánico de basalto del Decán, en la India. Un nuevo artículo de revisión presentado por 41 científicos en la edición del 5 de marzo de 2010 de la revista Science recorre la lista de lo que la ciencia cree que sabe sobre la extinción que preparó el escenario para la era de los mamíferos.

En el artículo “El impacto asteroidal de Chicxulub y la extinción masiva del límite Cretáceo-Paleogeno” Peter Schulte del GeoZentrum Nordbayern, Universität Erlangen-Nürberg, junto a 40 colegas de otros 32 institutos y universidades, proporciona una revisión comprehensiva de la evidencia que rodea a la desaparición de los dinosaurios. Así es como comienza este nuevo examen:

“Los paleontólogos han reconocido la escala global y la brusquedad del gran cambio biótico del límite Cretáceo-Paleogeno (K-Pg, antes conocido como K-T) y ocurrido hace unos 65,5 millones de años. Este límite representa uno de los acontecimientos más destructivos de la historia de la vida (1) y finalizó abruptamente la era de los dinosaurios. Hace treinta años, el descubrimiento de una abundancia anómalamente alta de iridio y de otros elementos del grupo del platino ( Platinum Group Elements = PGEs) en la arcilla del límite K-Pg llevó a la hipótesis de que un asteroide de unos 10 km de diámetro colisionó con la Tierra e hizo que muchos medioambientes se convirtieran en inhabitables.”

Este evento de extinción es ampliamente conocido como evento K-T, a causa del límite estratigráfico K-T asociado al mismo, una delgada banda de sedimentos ricos en iridio que se encuentra en varias partes del mundo. Fue el descubrimiento realizado por Luis y Walter Alvarez de que esta capa límite contiene cantidades excepcionalmente altas del raro elemento iridio lo que llevó a la formulación de la teoría del asteroide asesino y que inició la búsqueda del cráter de impacto de Chicxulub. Su trabajo probó que grandes eventos catastróficos pueden dar forma a la evolución de nuestro planeta.
Límite_K-T
La capa límite K-T tal como se la puede ver en muchos lugares del mundo.
© TheResilientEarth.com

Antes de continuar necesitamos decir algo sobre la terminología estratigráfica y el cambio de nombre citado anteriormente. “K” es la abreviatura tradicional para el período cretácico y “T” es la abreviatura para el período terciario. El Terciario comenzó con el fin del Cretáceo y duró hasta hace unos 2,6 millones de años.

El de “terciario” es uno de los términos estratigráficos más antiguos todavía en uso, aunque ha sido largamente suplantado por los de Paleogeno y Neogeno combinados o por el de Cenozoico, que abarca un período ligeramente más largo. Fue acuñado originalmente por Giovanni Arduino (1714-1795), un profesor de la universidad de Padua. En 1758 reconoció tres grandes divisiones en la sucesión rocosa de los Apeninos, en Italia central. Las llamó Primitiva, Secundaria y Terciaria. Los dos primeros términos han caído en desuso, pero los de Terciario y Cuaternario, un nombre no inventado por Arduino, pueden ser encontrados todavía en la literatura científica.
estratos_del_Terciario

En 1989 y en 2000, la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS) publicó escalas de tiempo geológico en las cuales el término Terciario había sido eliminado. En las escalas publicadas por la ICS en 2004 también fue eliminado el término Cuaternario, el Cenozoico se mostró como compuesto por dos períodos, el Paleogeno y el Neogeno, donde este último se extiende hasta el presente. El cambio de nombre de evento “K-T” a “K-Pg” es un reflejo de este cambio de terminología.

Los intentos anteriores para eliminar el Terciario y el Cuaternario han sido ignorados por muchos, y es posible que este último intento tampoco tenga éxito. Según Amos Salvador del Departamento de Ciencias Geológicas de la universidad de Texas en Austin, “el Terciario y el Cuaternario están para quedarse, ciertamente por todo el tiempo que los geólogos sigan utilizándolos, como han hecho hasta ahora”. Esta discusión constante sobre cómo llamar a los antiguos períodos geológicos es un buen ejemplo de cómo está de “establecida” la mayor parte de la ciencia. Sin embargo, los autores del estudio han elegido el nuevo esquema, que yo también seguiré por lo que resta de este artículo.

Resulta interesante el hecho de que el término “Cuaternario” permanece como un superviviente del debate geológico del pasado, a pesar del hecho de que algunos geólogos quisieran que su utilización pasara a la historia. En 2005, la ICS decidió que el Cuaternario debe ser reconocido como una subdivisión formalmente definida y ratificada de la Era Cenozoica. Ahora, el Cuaternario abarca los últimos 2,6 millones de años del Cenozoico, comprendiendo al Pleistoceno y al Holoceno (lo que significa que estamos viviendo en el Cuaternario).

Regresando al asunto del artículo de revisión, obviamente la intención de los autores era establecer el caso de que la extinción K-Pg fue causada por un único evento catastrófico, el impacto asteroidal de Chicxulub. Las teorías enfrentadas a ellos y que debían ser contrarrestadas están listadas en este pasaje:

“A pesar de la evidencia sustancial que apoya un mecanismo de impacto, permanecen otras interpretaciones de la extinción masiva del límite K-Pg. Los datos estratigráficos y micro-paleontológicos provenientes del Golfo de México y del cráter de Chicxulub han sido utilizados para argüir que este impacto precedió en varios cientos de miles de años al límite K-Pg y que por lo tanto no pudo ser la causa de la extinción masiva. Además, la deposición de aproximadamente un millón de años de duración de las grandes inundaciones basálticas del Decán en la Indica abarcan el límite K-Pg; la liberación de azufre y de dióxido de carbono durante estas voluminosas erupciones pueden haber causado severos efectos medioambientales que también han sido propuestos como disparadores de la extinción masiva del límite K-Pg.”

La primera cuestión que se enfrenta es la evidencia para correlacionar el impacto de Chicxulub con el límite K-Pg. Los autores hacen notar que actualmente se conocen más de 350 sitios del límite K-Pg, y que estos lugares muestran un patrón distintivo de distribución del material eyectado que varía según la distancia con el cráter de Chicxulub. Dividiendo las ubicaciones de muestras en cuatro grupos hacen notar que en los lugares más cercanos, hasta una distancia de 500 km de Chicxulub, los depósitos de impacto son bastante gruesos. Muestras de núcleos tomadas cerca del borde dentro de la estructura de impacto de Chicxulub incluyen una secuencia de breccias de impacto de más de 100 metros de espesor, y depósitos ricos en eyecciones de 1 a 80 metros de espesor están presentes en la región centroamericana que lo rodea.

A una distancia de entre 500 a 1 000 km de Chicxulub, el límite K-Pg se caracteriza por una serie de lechos sedimentarios de un centímetro a un milímetro de espesor que contienen esférulas. Cuando un objeto extraterrestre grande golpea contra la Tierra a alta velocidad, el impacto funde y vaporiza materiales rocosos de sílice. Estos pueden condensarse en forma de partículas altamente esféricas del tamaño de granos de arena que se depositan a cientos o miles de kilómetros del punto de impacto.

Estas partículas, conocidas como esférulas de impacto, han sido detectadas en gran abundancia en un número relativamente bajo de capas discretas delgadas que varían en edad desde menos de un millón hasta unos 3,47 miles de millones de años. La presencia a nivel mundial de esférulas es una clave importante sobre el tamaño y el momento del evento de impacto Chicxulub. A distancias cercanas y medias del impacto, alrededor del noroeste del Golfo de México, lechos sedimentarios que contienen una gran cantidad de esférulas son un indicio de transporte sedimentario de alta energía, como por ejemplo tsunamis.
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Distribución global de ubicaciones clave del límite K-Pg.
© Schulte et al.

A distancias intermedias de 1 000 a 5 000 km de Chicxulub, los depósitos del límite K-Pg consisten en una capa de esférulas de 2 a 10 cm de espesor coronada por una capa de 0,2 a 0,2 cm de espesor rica en PGEs con abundantes minerales de choque. Y finalmente, en lugares distantes a más de 5 000 km de Chicxulub, en el límite K-Pg existe comúnmente una capa rojiza de 2 a 5 mm de espesor de arcilla rica en material eyectado.

Todos estos lugares, con sus tipos diferentes y distintivos de material generado por impacto, muestran un patrón consistente con un único impacto en la península de Yucatán, México, hace 65,5 millones de años. Estos datos se muestran gráficamente en la figura de más arriba, tomada del artículo de Science.

En cuanto a la afirmación de que el impacto de Chicxulub precedió a la extinción en masa K-Pg en unos trescientos mil años, esa hipótesis predice que la anomalía PGE encima de la unidad clástica es el resultado de un segundo gran evento de impacto. Bajo este escenario, o un segundo evento de impacto (como el propuesto impacto Shiva) o las erupciones basálticas del Decán causaron la extinción en masa.

Los autores concluyen que “los datos sedimentológicos y petrológicos sugieren que los depósitos lenticulares de eyección en México fueron generados por licuefacción y acumulación relacionadas con impacto, lo que es consistente con el impacto única de alta energía de Chicxulub”.

Además, hay otra evidencia que ubica al evento Chicxulub en el límite K-Pg. “La investigación detallada de secuencias continuas de sitios marinos y terrestres distribuidos globalmente no arroja evidencia física o química de un gran impacto durante el último millón de años del Cretáceo que no sea el evento Chicxulub”, asevera el informe. “Finalmente, los ciclos orbitales de sitios del mar profundo demuestran que no existió una brecha de 300 000 años ni un hiato entre el impacto Chicxulub y el límite K-Pg”. En definitiva, hubo un único impacto cercano al límite K-Pg y ese fue el de Chicxulub, el cual ocurrió precisamente en ese límite.

Y no es que el impacto Chicxulub no fuera en sí mismo lo suficientemente catastrófico. He aquí una lista de algunos de los más importantes efectos colaterales del impacto:

- Terremotos mayores a la magnitud 11, colapso de la plataforma alrededor de Yucatán, y tsunamis generalizados barriendo las zonas costeras de los océanos circundantes.

- Material cercano a la superficie del blanco eyectado a velocidades de hasta algunos kilómetros por segundo como parte de la cortina de eyección.

- Algo de material eyectado atrapado dentro del penacho de impacto: una mezcla compleja de aire caliente, material del proyectil, y roca fragmentada, fundida y vaporizada por el impacto, que se expandió rápidamente a velocidades desde varios kilómetros por segundo hasta mayores que la velocidad de escape de la Tierra, que es de 11 km/s.

- La re-entrada en la atmósfera de las esférulas eyectadas pueden haber causado un pulso global de radiación termal aumentada sobre el suelo. Un pulso termal de este tipo está por debajo de los límites mínimos de ignición de la biomasa de la madera, lo que concuerda con los estudios que no arrojan evidencia sobre grandes incendios forestales en el límite K-Pg, (con la posible excepción de la región del Golfo de México cercana al lugar de impacto).

- El polvo eyectado, el hollín provocado por la quema de sedimentos carbonáceos, y el azufre, probablemente transformados rápidamente en aerosoles sulfurosos absorbentes de la luz solar, pueden haber enfriado la superficie terrestre durante años a décadas en hasta 10ºC.

- La liberación de azufre también generó lluvia ácida que, aunque no en cantidad suficiente como para acidificar completamente las cuencas oceánicas, habría afectado severamente las aguas marinas superficiales, los lagos y las vertientes continentales.
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… y hay quienes se preocupaban por el calentamiento global
© TheResilientEarth.com

Terremotos, tsunamis, enormes volúmenes de material cayendo desde el cielo seguidos por un pulso termal, lluvia ácida y décadas de tiempo meteorológico más frío. Todo esto como resultado de una única colisión cósmica. De hecho, la liberación masiva de polvo y azufre habría provocado cambios climáticos que las erupciones volcánicas no podrían causar. Incluso como las muy durables erupciones masivas como las que formaron las Trampas del Decán. Así es como lo expresan los autores:

“La inyección extremadamente rápida de polvo y de gases forzadores del clima podría haber magnificado las consecuencias medioambientales, comparada con erupciones volcánicas más prolongadas, particularmente cuando se combinó con los efectos adversos adicionales de un gran impacto (por ejemplo, la onda de calor, el hollín, y la liberación de polvo) que está ausente durante el vulcanismo de inundación basáltica. Específicamente, la inyección de 100 a 500 gigatoneladas de azufre en la atmósfera pocos minutos después del impacto de Chicxulub contrasta con la inyección volcánica en tasas de 0,05 a 0,5 gigatoneladas de azufre al año durante la fase principal de un millón de años de duración del vulcanismo basáltico del Decán. De hecho, un único cambio climático moderado (aproximadamente 2ºC de calentamiento) ha sido interpretado como resultado del vulcanismo de inundación basáltica del Decán”.

De modo que parecería que el evento de extinción K-Pg fue causado por un único gran impacto, y no por volcanes o por impactos asteroidales múltiples. Son malas noticias para teorías competidoras como por ejemplo el modelo de múltiples impactos de Sankar Chatterjee (ver: ”Shiva, matador de dinosaurios”). El Dr. Chatterjee ha propuesto una segunda y mayor colisión asteroidal en el área de los volcanes de la Trampa del Decán, algo así como un golpe uno-dos para la extinción. Pero la evidencia, dicen Schulte et al., apunta a una única arma humeante. La revisión resumió las cosas de esta forma:

“La correlación entre eyecciones derivadas de impacto y extinciones paleontológicamente definidas en múltiples lugares alrededor del globo nos lleva a la conclusión de que el impacto Chicxulub disparó la extinción en masa que marca el límite entre las eras Mesozoica y Cenozoica hace unos 65,5 millones de años. Esta conclusión se ve reforzada por la concordancia de los patrones ecológicos de extinción con las perturbaciones medioambientales de los modelos. Aunque la importancia relativa de los diferentes efectos medioambientales inducidos por impacto en la extinción K-Pg se encuentra todavía bajo examen, las hipótesis alternativas volcánicas o de múltiple impacto fracasan en explicar la distribución geográfica y estratigráfica de las eyecciones y su composición, la concordancia temporal de la extinción masiva, y la escala de los cambios medioambientales requeridos para causarla”.

Como ya dije en Forget Global Warming, The Sky Really Could Fall /u>, la Gallinita no estaba loca, el cielo podría caerse; de hecho, así ha sucedido muchas veces en el pasado. Mientras los políticos y los testarudos “verdes” del mundo hacen campaña sobre el daño que podría causar el cambio climático, hay una amenaza real sobre la vida en la Tierra que puede golpear con poco pre-aviso. En cierta forma esto pone en perspectiva uno o dos puntos del calentamiento global. El calentamiento global antropogénico, incluso en el elevado nivel del alcance proyectado por el IPCC, apenas si podría registrarse en la verdadera escala de los cataclismos medioambientales.

Cuídense, disfruten el interglacial y manténgase escépticos.

Doug L. Hoffman
meteoro
No olviden mirar hacia arriba.
© TheResilientEarth.com

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Artículo original: “Chicxulub Resurgent”
Autor: Doug L. Hoffman
Fecha: marzo 28, 2010
Enlace con el artículo original:
aquí
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martes, marzo 09, 2010

Cambio climático: el efecto real del dióxido de carbono

David Archibald nos explica claramente la relación entre el CO2 y la temperatura de la Tierra.

Los gases de invernadero mantienen a la Tierra 30ºC más caliente de lo que estaría sin ellos en la atmósfera, de modo que en lugar de que la temperatura superficial media fuera de -15ºC (es decir, quince grados centígrados bajo cero), en realidad es de 15ºC.

El dióxido de carbono contribuye con un 10% del efecto total, es decir, 3ºC. El nivel pre-industrial del dióxido de carbono era de 280 ppm (partes por millón). De modo que si el efecto de calentamiento fuera una relación lineal, cada 100 ppm contribuirían aproximadamente con 1ºC. Con la concentración atmosférica aumentando unas 2 ppm por año, se elevaría unas 100 ppm cada 50 años y todos quedaríamos fritos, según las predicciones del IPCC (siglas en inglés del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático).

Pero la relación no es lineal, sino logarítmica. En 2006 Willis Eschenbach publicó esta gráfica en Climate Audit:

artículo_efecto_logarítmico_del_CO2_imagen_1

Y esta gráfica, también suya, muestra la contribución del dióxido de carbono a la totalidad del efecto invernadero:

artículo_efecto_logarítmico_del_CO2_imagen_2

Reformulo la primera gráfica de Willis como una carta de barras, para que el concepto resulte más fácil de entender para el lector común:

artículo_efecto_logarítmico_del_CO2_imagen_3

Observen cuidadosamente: las primeras 20 ppm son responsables de más de la mitad del efecto de calentamiento para el nivel pre-industrial de 280 ppm, época en la cual es condenado como gas de invernadero. Algo a tener en cuenta es que la concentración atmosférica de CO2 descendió hasta las 180 ppm durante los períodos glaciales de la Edad de Hielo en la cual se encuentra actualmente la Tierra (el Holoceno es un interglacial de esa Edad de Hielo que comenzó hace tres millones de años). El crecimiento de las plantas se detiene en el nivel de las 150 ppm, de modo que nuestro planeta estuvo a apenas 30 ppm del desastre. La vida terrestre estuvo a punto de ser eliminada por una carencia de CO2 en la atmósfera. Si las plantas estuvieran haciendo ciencia climática en lugar de nosotros los humanos, tendrían una opinión diferente sobre lo que es un nivel peligroso de dióxido de carbono.

Algunos de los modelos climáticos del IPCC predicen que la temperatura aumentará hasta 6ºC como consecuencia de duplicar el nivel pre-industrial de 280 ppm. De modo que agreguemos eso a la gráfica anterior y veamos qué es lo que aparece.

artículo_efecto_logarítmico_del_CO2_imagen_4

En sus modelos, el IPCC indica que la retroalimentación positiva del vapor de agua comienza a partir del nivel pre-industrial. De alguna forma, el dióxido de carbono por debajo del nivel pre-industrial no genera esta retroalimentación positiva del vapor de agua. Si esta retroalimentación positiva del vapor de agua tuviera una relación lineal con el dióxido de carbono, veríamos ahora un calentamiento de más de 2ºC. Nos dicen que la Tierra se calentó unos 0,7ºC a lo largo del siglo XX. Donde yo vivo (Perth, en el oeste de Australia) echamos en falta un montón de ese calentamiento.

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Nada había sucedido hasta el Gran Cambio del Clima del Pacífico en 1976, que nos dio un calentamiento de 0,4ºC, y la temperatura se ha mantenido planchada durante las últimas cuatro décadas.

Veamos como luce el modelo de calentamiento del IPCC cuando se lo plotea como una gráfica de barras acumulativas:

artículo_efecto_logarítmico_del_CO2_imagen_6

El efecto natural de calentamiento del dióxido de carbono se muestra en las barras azules, y el efecto antropogénico proyectado por el IPCC se puede ver en las barras rojas. Cada incremento de 20 ppm sobre las 280 ppm proporciona alrededor de 0,03ºC de calentamiento natural y 0,43ºC de calentamiento antropogénico. Esto significa un efecto multiplicador de más de trece veces. Ese es el gran salto de fe que se requiere para creer en el calentamiento global.

Todo el sistema de creencias en el calentamiento global antropogénico se basa en una retroalimentación positiva del vapor de agua que comienza a partir del nivel pre-industrial de las 280 ppm y no antes. Parafraseando a George Orwell, las moléculas del dióxido de carbono antropogénico son más iguales que las que ocurren naturalmente. Mucho, mucho más iguales.

David Archibald

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Como dice Doug L. Hoffman:
“Cuídense, disfruten el interglacial y manténganse escépticos”.
”edad_de_hielo”

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Artículo original: “The Logarithmic Effect of Carbon Dioxide”
Autor: David Archibald
Fecha: marzo 08, 2010
Enlace con el artículo original:
aquí
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domingo, marzo 07, 2010

Cuando la humanidad casi se extinguió

Durante mucho tiempo, los tatarabuelos de nuestros tatarabuelos estuvieron al borde de la desaparición.

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Hace aproximadamente 1,2 millones de años, solamente había 18 500 seres humanos reproduciéndose sobre el planeta. Según los investigadores, esto evidencia que hubo un verdadero riesgo de extinción para nuestros ancestros primitivos.

Más aún, según un nuevo estudio parece que los seres humanos tardaron al menos un millón de años para recuperarse del apuro. No fue sino hasta la aparición de los humanos modernos, Homo sapiens, hace unos 160 000 años y su migración hacia fuera del África, que el lugar de la humanidad sobre la Tierra quedó asegurado. Dos factores ayudaron a la supervivencia de la humanidad: una dieta crecientemente carnívora y el dominio del fuego.

En un informe on-line de PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences), “Mobile elements reveal small population size in the ancient ancestors of Homo sapiens”, los investigadores descubrieron que hace 1,2 millones de años el tamaño efectivo de la antigua población humana era de unos 18 500 individuos, y que no pudo haber sido mayor de 26 000. Esto significa que la población de Homo erectus, un ancestro de los humanos modernos, fue pequeña incluso en una época en la especie se estaba esparciendo por todo el mundo. Esto implica que “una población inusualmente pequeña para una especie diseminada por todo el viejo mundo”, escriben los autores. “Es una historia de existencia precaria no solamente para nuestra especie sino para nuestros ancestros”, dice la co-autora Lynn Jorde, una geneticista humana de la universidad de Utah, en Salt Lake City.

Una de las cosas que han intrigado por largo tiempo a los investigadores es que los seres humanos modernos carecen de la variabilidad genética que se encuentra en otros primates vivos. Comparados con los chimpancés o los gorilas, la variabilidad genética humana es notablemente pequeña, incluso aún cuando nuestra población actual es muchísimo mayor que la de cualquier otra especie de grandes simios.

Una explicación para esta carencia de variabilidad es que nuestra especie experimentó eventos en los cuales murió una porción significativa de la población humana. Algunos investigadores propusieron que la carencia de variabilidad en nuestro ADN mitocondrial heredado maternalmente sugiere que estos eventos tuvieron lugar hace relativamente poco tiempo, quizás cuando nuestros ancestros estaban emigrando de África.

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Los humanos primitivos emigraron desde África.
© theresilientearth.com

Un posible incidente fue la erupción del súper volcán del Toba, hace 70 000 años en Indonesia. Algunos científicos han especulado con la idea de que la erupción pudo haber disparado un “invierno nuclear” al que sobrevivieron menos de 15 000 individuos. Otros estudios genéticos atribuyeron nuestra baja variabilidad genética a números crónicamente bajos, con hasta apenas 10 000 seres humanos reproduciéndose en diferentes momentos a lo largo de los últimos dos millones de años. Hasta este momento ha habido problemas técnicos con todos estos estudios, haciendo que sus conclusiones fueran inciertas.

En el caso de la investigación de PNAS, un nuevo método de estudio de marcadores a lo largo de todo el genoma está permitiendo que los geneticistas observen hacia atrás en el tiempo, hasta antes de la aparición de nuestra especie hace 200 000 años.

Jorde y sus colegas utilizaron pequeños trozos de ADN que se insertan aleatoriamente en el genoma, conocidos como Alus, como sondas para buscar partes antiguas del genoma. Esto permitió a los investigadores cartografiar la historia poblacional de nuestros ancestros realmente antiguos, tales como el Homo erectus.

Según los autores:

Al comparar la probabilidad de varios modelos demográficos, estimamos que el tamaño efectivo de la población de ancestros humanos que vivieron hace más de 1,2 millones de años fue de unos 18 500, y que podemos rechazar todos los modelos en que la población efectiva antigua fue superior a 26 000. Este resultado implica una población inusualmente pequeña para una especie diseminada por todo el mundo antiguo, particularmente a la luz de los tamaños efectivos de población para los chimpancés (21 000) y los gorilas (25 000), los cuales habitan cada uno de ellos solamente una parte de un único continente.

Resulta asombroso pensar cómo una población tan diminuta de seres humanos se las arregló para diseminarse por la faz del planeta, hasta el punto de que hoy en día el H. sapiens puede ser encontrado habitando todos los continentes bajo toda suerte de condiciones ambientales. Desde el frío ártico hasta el calor tropical, desde las selvas empapadas hasta los desiertos áridos, desde el nivel del mar hasta las alturas de las montañas, los seres humanos se encuentran literalmente en todos los lugares de la Tierra. Los humanos se esparcieron por el mundo antes de la civilización, antes de que la tecnología se elevara por sobre los cuchillos de pedernal y los palos aguzados. ¿Qué es lo que puede explicar el éxito de nuestros ancestros?

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Para nuestros ancestros, no era fácil conseguir su almuerzo.
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Vistos como animales salvajes, los seres humanos no son particularmente impresionantes. Pobremente aislados al carecer de pelambre y notablemente débiles, incluso un chimpancé inmaduro es más fuerte que un ser humano adulto. Nuestras uñas y dientes parecen particularmente inexpresivos, no aptos para la defensa y mucho menos para la caza; intenten saltar sobre el lomo de un búfalo y conseguir un bocado solamente con el equipo con que nos ha provisto la naturaleza, y comprenderán lo que quiero decir. Los humanos parecen ser un improbable depredador superior, y sin embargo se las han arreglado para elevarse hasta el tope de la cadena alimenticia mundial y se han adaptado a todos los medioambientes terrestres.

Los antropólogos dirán que la inteligencia de nuestros ancestros fue la clave para el éxito de la humanidad. Desde hace 1,9 millones hasta unos 200 000 años atrás, nuestros ancestros triplicaron el tamaño de sus cerebros. Nuestros grandes cerebros nos permitieron desarrollar armas que aumentaron el pobre equipamiento estándar que nos dio la naturaleza.

La inteligencia también permitió que desarrolláramos el lenguaje para comunicarnos mejor, y que diseñáramos complejas estrategias de caza que otros cazadores de manada apenas podrían soñar. Y no nos equivoquemos, la caza jugó un papel esencial en el desarrollo humano.

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A pesar de los balbuceos de PETA y de otros grupos vegetarianos radicales, nuestros ancestros eran carnívoros. El cerebro consume 60% de la energía gastada por un recién nacido en reposo. El cerebro de un adulto en reposo consume el 25% de su energía, a diferencia del 8% utilizado en promedio por los simios. La expansión del cerebro humano demandó una nueva fuente de energía. Según un duradero conjunto de evidencias hubo dos cosas que permitieron a los seres humanos crear cerebros más grandes: la carne y la cocina.

Hace unos dos millones de años, poco después de la aparición del género Homo, nuestros ancestros comenzaron a comer más carne, descuartizando a los animales con herramientas de piedra. Las primeras herramientas de piedra aparecieron en Etiopía hace unos 2,7 millones de años, junto a la evidencia de que los homínidos las estaban utilizando para descuartizar carroña y extraer el tuétano de los huesos.

En el registro fósil no aparecieron otros grandes cambios en la anatomía humana hasta un millón de años después. Según el paleontólogo Alan Walker de la universidad estatal de Pennsylvania, un cráneo H. erectus de 1,6 millones de años de antigüedad indica un cerebro del doble de tamaño de otros australopitecinos. También alrededor de esa época, sitios arqueológicos indican que el H. erectus estaba trasladando carcazas a los campamentos para posterior descuartizamiento y reparto. La explicación tradicional es que el H. erectus era un mejor cazador y carroñero y que comía más carne cruda que sus ancestros de cerebro más pequeño.

El primatólogo Richard Wrangham de la universidad de Harvard cree que además de convertirse en carnívoros, nuestros ancestros comenzaron a cocinar. En efecto, el cocido predigiere la comida, permitiendo a los humanos primitivos digerir el mismo número de calorías con menos esfuerzo.

“Incluso pequeñas diferencias en la dieta pueden tener grandes efectos sobre la supervivencia y sobre el éxito reproductivo”, sostiene. Pero una dieta de carne cruda de ñu o de antílope no es suficiente como para explicar estos cambios dramáticos, dice Wrangham. Hace notar que el H. erectus tenía dientes pequeños, más pequeños que los de sus ancestros. Otros carnívoros se adaptaron a comer carne cruda aumentando el tamaño de sus dientes. Arguye que aunque los ancestros más primitivos comieran carne cruda, el H. erectus debe haberla asado, acompañada de raíces de vegetales o como un recurso cuando los cazadores no traían el tocino al hogar. “El cocido produce alimentos suaves y ricos en energía”, dice.

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Cronograma de eventos humanos.
© J. Newfield/Science

Para el momento en que los humanos modernos llegaron a Europa, hace unos 40 000 años, eran adeptos a la caza mayor y habían ampliado sus paladares para alimentarse regularmente de animales pequeños y de peces de agua dulce; esto según Michael Richards de la universidad de Columbia Británica y Erik Trinkhaus de la universidad de Washington, en un informe de PNAS (véase Isotopic evidence for the diets of European Neanderthals and early modern humans).

Al estudiar las relaciones de isótopos de carbono y de nitrógeno del colágeno de los huesos, rastrearon las fuentes principales de proteína dietaria de 27 neandertales y europeos primitivos. Richards y Trinkhaus descubrieron que el humano moderno más antiguo que se conoce en Europa (la mandíbula de 35 000 años de antigüedad proveniente de la caverna de Pestera Cu Oase en Rumania) obtuvo buena parte de su proteína del pescado. Hace unos 30 000 años, otros humanos modernos obtenían hasta el 20% de su proteína a partir del pescado. Comparados con nosotros, nuestros ancestros “comían carne, más proteína, menos carbohidratos refinados, y nada de leche”, según la fisióloga Loren Cordain de la universidad del estado de Colorado.

Encuentro interesante que las dos cosas que nos convirtieron en humanos, el comer carne y el uso del fuego, están ahora bajo ataque por parte de aquellos que se encuentran en el límite lunático de las sociedades ricas. Nos dicen que comer carne es un pecado, un comportamiento atávico solamente apropiado para los salvajes, y que quemar cosas produce CO2 que seguramente traerá la ruina a nuestro mundo. Parecería que muchos de los tan sofisticados pensadores del mundo moderno han olvidado de dónde venimos y cuán cruel e indiferente puede ser la naturaleza. Como dijo el comediante Jon Stewart: “Lo único que sacó a la humanidad de las tinieblas fue quemar cosas. Frotamos dos palitos y de pronto pudimos comer comida cocida”.

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Homo neanderthalensis, un pariente extinguido.
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Mientras entrevistaba al conocido alarmista del calentamiento global Al Gore, Stewart, el anfitrión de The Daily Show de Comedy Central, le dijo al antiguo vice-presidente de los EE.UU., “Ud. no está simplemente luchando contra la era de la revolución industrial, Ud. está luchando contra todos los años del progreso humano”.

Stewart, un comediante que se inclina notablemente hacia la izquierda en su política, se las arregló para resumir la situación muy bien: “Es un cambio mucho más fundamental de lo que pienso que los ambientalistas se dan cuenta. Es la idea de que la vida que los seres humanos han forjado fue creada a través de cierto componente de las cosas combustibles que encontramos”. De modo que encendamos un fuego, arrojemos algo a la parrilla y agradezcamos a nuestros ancestros por comer carne y aprender a cocinar. Sin ellos, nos habríamos unido al H. erectus, al H. neanderthalensis y a todos los otros miembros del género Homo en su extinción.

Cuídense, disfruten el interglacial y manténgase escépticos. Doug L. Hoffman.

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Nuestros ancestros conocían lo que había en el menu.
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