El verdadero peligro para la Tierra se encuentra en el espacio cercano que nos rodea.
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En febrero de este año, un asteroide de 17 metros de diámetro que nadie vio llegar (ver “Cuatro palabras sobre el meteorito ruso de 2013”) estalló cerca de Chelyabinsk, Rusia, destellando a través del cielo y de las pantallas de TV de todo el mundo.
Se han realizado esfuerzos para identificar asteroides mayores de un kilómetro, objetos lo suficientemente grandes como para amenazar la vida sobre la Tierra, y Hollywood ha pergeñado docenas de películas de colisiones asteroidles, algunas malas y otras peores, pero ninguna de ellas ha podido capturar la magnitud de la verdadera amenaza representada por los Objetos Cercanos a la Tierra (NEOs, por sus siglas en inglés).
Es probable que haya un millón de asteroides con masas más grandes que un barco de crucero en órbitas de aproximación a nuestro planeta, y casi todos ellos permanecen sin descubrir y con sus trayectorias desconocidas.
Se han realizado esfuerzos para identificar asteroides mayores de un kilómetro, objetos lo suficientemente grandes como para amenazar la vida sobre la Tierra, y Hollywood ha pergeñado docenas de películas de colisiones asteroidles, algunas malas y otras peores, pero ninguna de ellas ha podido capturar la magnitud de la verdadera amenaza representada por los Objetos Cercanos a la Tierra (NEOs, por sus siglas en inglés).
Es probable que haya un millón de asteroides con masas más grandes que un barco de crucero en órbitas de aproximación a nuestro planeta, y casi todos ellos permanecen sin descubrir y con sus trayectorias desconocidas.