sábado, agosto 31, 2013

Centinela: un plan para salvar nuestro mundo

El verdadero peligro para la Tierra se encuentra en el espacio cercano que nos rodea.

_meteoro_de_Chelyabinsk_
En febrero de este año, un asteroide de 17 metros de diámetro que nadie vio llegar (ver “Cuatro palabras sobre el meteorito ruso de 2013”) estalló cerca de Chelyabinsk, Rusia, destellando a través del cielo y de las pantallas de TV de todo el mundo.

Se han realizado esfuerzos para identificar asteroides mayores de un kilómetro, objetos lo suficientemente grandes como para amenazar la vida sobre la Tierra, y Hollywood ha pergeñado docenas de películas de colisiones asteroidles, algunas malas y otras peores, pero ninguna de ellas ha podido capturar la magnitud de la verdadera amenaza representada por los Objetos Cercanos a la Tierra (NEOs, por sus siglas en inglés).

Es probable que haya un millón de asteroides con masas más grandes que un barco de crucero en órbitas de aproximación a nuestro planeta, y casi todos ellos permanecen sin descubrir y con sus trayectorias desconocidas.

Ahora, una fundación privada intenta construir Sentinel (Centinela), un satélite portador de un telescopio infrarrojo que podría detectar medio millón de objetos en órbita desde una posición ventajosa cercana a Venus. ¿Es este un proyecto demasiado importante como para confiarlo a agencias gubernamentales como NASA y ESA (las agencias espaciales estodounidense y europea respectivamente)?

Un asteroide de un kilómetro de diámetro podría devastar parte de un continente y envolver a todo el planeta con una capa de polvo, disparando quizás una nueva edad de hielo. Reconociendo la amenaza, búsquedas patrocinadas por la NASA han identificado a la mayoría de los NEOs de un kilómetro o más. Lo que comúnmente ni siquiera se tiene en cuenta son los asteroides más pequeños que no amenazan al mundo pero que siguen siendo peligrosos: un objeto de apenas 40 metros podría borrar del mapa a una ciudad como Nueva York o Londres. Si bien los NEOs más grandes, potencialmente destructores de civilizaciones, son mantenidos bajo observación, pocos de los objetos más pequeños pero todavía peligrosos han sido identificados. Algunos expertos sostienen que apenas un 1% de ellos ha sido detectado.

_NEOs_potencialmente_peligrosos_
Órbitas de más de 1000 asteroides potencialmente peligrosos, catalogados por la NASA.
© NASA

“Los científicos planetarios coinciden en que un inventario completo de NEOs requeriría un observatorio espacial especialmente dedicado, una propuesta de al menos quinientos millones de dólares”, dice un artículo de Science. En una época de presupuestos en caída, la NASA no ha podido cumplir su misión actual, un mandato de 2005 proveniente del Congreso. Habiendo recibido órdenes de identificar al 90% de los asteroides de 140 metros o más antes de 2020, hasta ahora la agencia ha logrado detectar apenas un 10% de los estimados.

Si bien ahora parece posible desviar un asteroide que se nos aproximara, los científicos necesitarían muchos años de advertencia previa para organizar la tarea. Esperar hasta último momento para descubrir una colisión cercana no es una opción viable. “Creo que la agencia ha eludido un poco su responsabilidad”, dice Lindley Johnson, ejecutiva del programa de observaciones NEO de la NASA. “Nunca supuse que llevaría tamto tiempo desarrollar una fuerte capacidad para ello”.

Ahora, una fundación privada dirigida por varios antiguos astronautas está asumiendo el reto de proteger a la civilización humana de una amenaza espacial. Denominada B612 en honor al asteoide de “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry, se ha puesto como meta lanzar una misión de U$S 450 millones en julio de 2018. El telescopio infrarrojo, bautizado como Sentinel, podría identificar hasta medio millón de NEOs desde un puesto de observación cerca de Venus.

Los rostros públicos de B612 son dos astronautas de generaciones diferentes: Edward “Ed” Lu, de 50 años, y Russell “Rusty” Schweickart, de 77, Oficial Ejecutivo Jefe y Presidente Emérito de la mesa de directores, respectivamente. Su celebridad ha ayudado a sostener el flujo de dólares filantrópicos. Esta es la declaración de misión de su sitio web:

La Fundación B612 es una organización sin fines de lucro dedicada a la apertura de la exploración de la frontera del espacio y a proteger a la humanidad de impactos asteroidales. El 28 de junio de 2012 la Fundación anunció sus planes de construir y operar la primera misión interplanetaria lanzada y operada con fondos privados, un telescopio infrarrojo que será colocado en órbita alrededor del sol para descubrir, mapear y rastrear asteroides cuyas órbitas se aproximen a la Tierra y que amenacen a la humanidad.

Todo el mundo hoy en día ha escuchado la historia del asteroide que mató a los dinosaurios. Como hace notar el sitio web de la Fundación: “Los dinosaurios no tenían un programa espacial. Un asteroide causó la extinción de los dinosaurios y de la mayor parte de la vida sobre la Tierra durante el período Cretáceo. No tenían forma de prevenir su destrucción. Los seres humanos sí la tienen...”.

Schweickart, un astronauta de la Apolo 9, ha visto a la Tierra desde el espacio y reconoció los sutiles bordes de antiguos impactos sobre su superficie. Pero no fue hasta 1998 que escuchó al geofísico Norman Sleep de la Universidad de Stanford hablar sobre la historia de impactos sobre la Tierra y entonces la inmediatez de una amenaza de colisión se convirtió para él en una preocupación. “Esas energías increíbles hicieron estallar mi mente”, dice.

Las energías involucradas pueden ser, de hecho, increíbles. En la última novela de ciencia ficción de Doug L. Hoffman, “Peggy Sue”, unos extraterrestres que desean destruir la vida sobre la Tierra bombardean nuestro planeta con asteroides. Aunque en el libro los objetos llegan con velocidades más altas que las típicas que se encuentran en los NEOs, los impactos son de rangos similares. La energía liberada se cuenta en millones de megatones, mucho más que la de cualquiera de las débiles bombas atómicas de la humanidad. Dejando de lado la ciencia ficción, la amenaza de los impactos asteroidales es terriblemente real.

_satélite_Sentinel_
Representación artística del satélite Sentinel.
© B612 Foundation/Ball Aersospace
Lu, un astrofísico y científico solar que voló en dos misiones del transbordador espacial antes de pasar 6 meses en la Estación Espacial Internacional, se dio cuenta de la amenaza cósmica a través de la observación personal. “Ves las estrellas fugaces debajo de tí”, dice. “Sabes donde están los cráteres de impacto. Es un recordatorio constante”.

Juntos, Lu y Schweickart crearon la Fundación B612 en 2002, en unión con el astrofísico Piet Hut del Instituto para Estudios Avanzados en Princeton y el científico planetario Clark Chapman del Instituto de Investigación del Sudoeste en Boulder. Al principio estudiaron formas de desviar un asteroide de su curso de colisión; en esa época los científicos no estaban seguros de que una hazaña tal pudiera llevarse a cabo con la tecnología actual.

Lu y su compañero astronauta Stanley Love diseñaron el “tractor gravitatorio”, una nave espacial que sobrevolara cerca de un NEO para alterar ligeramente su órbita, pero lo suficiente como para evitar un impacto. Otro concepto, haciendo chocar a un proyectil contra el asteroide, podría también lograr el truco si se hiciera con la antelación suficiente. Llegaron a la conclusión de que se necesitarían diez años o más de pre-aviso para asegurar el éxito.

A la luz de sus hallazgos, B612 cambió su enfoque. Como lo expuso Lu, “llegamos a la conclusión de que se podría lograr el desvío. El descubrimiento del otro 99% de los NEOs es el verdadero problema”. Ahora, B612 cuenta con un equipo de científicos planetarios veteranos y un contrato de precio fijo con Ball Aerospace & Technologies para construir y operar el Sentinel. La tecnología para el nuevo satélite proviene de sistemas comprobados utilizados en sondas espaciales anteriores en las que había intervenido Ball Aerospace. B612 resalta los siguientes aspectos del diseño:

- Proporciona un diseño altamente especializado y optimizado específicamente para la detección y descubrimiento de NEOs.

- Posee una eficiencia aumentada de detección de NEOs al utilizar un detector infrarrojo (IR) de 5 a 10,4 micrones, en una órbita similar a la de Venus.

- Proporciona una precisión astrométrica de 0,2 arcosegundos para cualquier NEO típico detectado; las órbitas NEO son determinadas con apenas dos detecciones, con visitas múltiples a cada región del espacio.

- El procesamiento a bordo de la detección reduce el volumen de datos a bajar, minimizando los requerimientos de contacto.

- Ofrece una capacidad de observación de seguimiento de blanco, lo que permite una re-visita en tiempo crítico para los objetos de alta prioridad.

- La línea de su linaje proviene de los grandes observatorios y de las misiones científicas pioneras: Kepler, Spitzer, Deep Impact.

Quizás el aspecto más notable del diseño Sentinel es su órbita planificada en un curso similar al de Venus. Este punto de observación permitirá al Sentinel la visión de asteroides completamente iluminadas ya que mira hacia fuera, hacia la órbita terrestre.

_órbita_del_Sentinel_
Diseñado para 6,5 años de operaciones de vigilancia, Sentinel mirará hacia fuera desde una órbita similar a la de Venus.
© B612 Foundation

El telescopio de medio metro del Sentinel buscará NEOs con nuevos detectores infrarrojos sensibles hasta los 10 micrones. En esa longitud de onda los asteroides calentados por el Sol se destacarán claramente contra el frío fondo del espacio.

Diseñado para una operación altamente autónoma, la nave requerirá únicamente un contacto semanal con la Tierra. De todos modos, cualquier diseño de misión es un compromiso, y el equipo B612 sabe que Sentinel no podrá detectarlo todo. Esperan lograr un promedio de identificación del 90% a lo largo de los seis años y medio de vida de la misión.

La meta inmediata de la Fundación es lograr U$S 20 millones en donaciones para el nuevo año, y otros U$S 40 millones adicionales cada año durante un decenio. Si bien esa cantidad de dinero puede parecer enorme, está en una escala familiar para los que están en el mundillo de la astronomía. Antes de la Segunda Guerra Mundial los observatorios astronómicos se construían casi únicamente con dinero privado. Las cantidades invertidas en la construcción del Observatorio del Monte Wilson en California y del Observatorio Yerkes en Wisconsin están en el mismo rango, cuando se las ajusta según la inflación.

Es reconfortante saber que en estos días de crisis falsas, como la escasez de energía o el calentamiento global, hay todavía científicos reales que trabajan para solucionar problemas que amenazan realmente a nuestro mundo. “Cuídense, disfruten el interglacial y manténganse escépticos”. Doug L. Hoffman

# # # # # # # # # # # # # # #


”dinosaurio_muriendo_TheResilientEarth”


= = = = = = = = = = = = = = =
Artículo original: “Sentinel: A Plan to Save Earth”
Fecha: Agosto 28, 2013
Enlace con el artículo original:
aquí
= = = = = = = = = = = = = = = =

No hay comentarios.: