Una pequeña e inquietante premonición ecologista
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“Tengo frío, mami”
Alba miró a su hija. “Cállate, Sauce. Será por poco rato más. Mantente en silencio y respeta a los árboles”.
Ya era bastante duro para Alba soportar una hora de respeto a los árboles mientras la nieve caía a su alrededor. Sauce tenía solamente siete años; debía estarse congelando.
En realidad nunca había tenido mucho sentido. ¿Por qué ir hacia los árboles en medio del invierno, cuando todos estaban adormecidos? Sería mucho más fácil y agradable si el Día de la Tierra se celebrara en verano. Bien, Alba sabía cual era la razón. Simplemente no se atrevía a decirla en voz alta.
Alba miró a su hija. “Cállate, Sauce. Será por poco rato más. Mantente en silencio y respeta a los árboles”.
Ya era bastante duro para Alba soportar una hora de respeto a los árboles mientras la nieve caía a su alrededor. Sauce tenía solamente siete años; debía estarse congelando.
En realidad nunca había tenido mucho sentido. ¿Por qué ir hacia los árboles en medio del invierno, cuando todos estaban adormecidos? Sería mucho más fácil y agradable si el Día de la Tierra se celebrara en verano. Bien, Alba sabía cual era la razón. Simplemente no se atrevía a decirla en voz alta.