lunes, marzo 07, 2011

¿Fue el clima lo que nos hizo humanos?

Somos el producto de nuestro entorno y de los retos a los que nos tuvimos que enfrentar.

Dada la controversia en curso sobre el calentamiento global, la cuestión de si los seres humanos pueden cambiar el clima de la Tierra ya nos resulta familiar. Escondida en la lucha sobre el calentamiento global antropogénico se encuentra un asunto más sutil y posiblemente más importante: cómo el clima cambió a la gente.
Lucy

Lucy
© TheResilientEarth.com
En décadas recientes el registro fósil de la evolución y del comportamiento de los homininos ha mejorado mucho, si bien todavía está incompleto. Impulsado por un reciente informe del Consejo Nacional de Investigación (NCR = National Research Council), un artículo de perspectiva en la revista Science formula la pregunta: “¿El cambio climático dio forma a la evolución humana?”

Cuando se discute el lugar de la humanidad en la naturaleza, a menudo se deja de lado un hecho, y es que el hombre es una parte de la naturaleza. De hecho, los seres humanos son un producto de la naturaleza y del siempre cambiante sistema que controla el clima del planeta Tierra. En el resumen para el informe del NCR “Comprendiendo la influencia del clima en la evolución humana”, la relación que todas las especies, incluyendo la humana, tiene con la naturaleza se describe así:

Todos los seres vivientes interactúan con el sistema terrestre (la combinación de tierra firme, atmósfera y océanos) que conforma el medioambiente del planeta. A medida que el sistema terrestre ha cambiado a lo largo del tiempo, las especies individuales han respondido a esos cambios. En algunos casos, la especie se trasladó a nuevas ubicaciones. En otros casos, han permanecido en el lugar, y se han adaptado a los cambios ambientales, y algunas veces esto ha llevado a la formación de una nueva especie. En algunos casos, alguna especie se ha extinguido.

Aunque muchos piensan que de alguna manera los seres humanos se mantienen separados de la naturaleza, en verdad no lo estamos. El Homo sapiens, como muchas otras especies, ha sido formado por el mundo que nos rodea. Recién ahora los científicos están comenzando a entender cómo evolucionamos y cuáles son las fuerzas de la naturaleza que dictaron esa evolución. La premisa básica es que los cambios a gran escala del clima alteran la ecología y transforman la disponibilidad de los recursos. Esto lleva a presiones selectivas que, a su vez, pueden haber influenciado nuestra evolución.
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Cráneos de algunos homininos, incluyendo al H. sapiens.
©TheResilientEarth.com

Los cambios en el clima africano resultan ser de gran interés para los antropólogos porque es allí donde evolucionó nuestra especie. En ”Clima y evolución humana”, Peter B. deMenocal examina recientes descubrimientos que pueden ayudar a verificar la relación clima-evolución humana. Según deMenocal, el cambio climático y sus efectos en los ecosistemas africanos pueden haber jugado un papel principal en la evolución humana.

La extinción de homininos, la especiación y los eventos de comportamiento parecen estar asociados con cambios en el clima africano a lo largo de los últimos cinco millones de años. Los primeros acontecimientos de aparición y extinción así como los hitos claves de comportamiento se acumulan entre los 2,9 y los 2,6 millones de año, y nuevamente entre los 1,9 y los 1,6 millones de año. En el grupo más temprano, estos eventos incluyen la extinción del Autralopithecus afarensis (Lucy) hace casi 2,9 millones de años; la aparición del autralopiteco robusto (Paranthropus spp.) con grandes mandíbulas y dientes moledores, hace unos 2,7 millones de años; y la aparición del linaje Homo con cerebro en un
momento posterior a hace 2,6 millones de años, cerca de la época cuando aparece la primera evidencia de la manufactura, uso y transporte de herramientas de piedra olduvenses.

Ya habrán notado que el término hominino ha reemplazado recientemente al más antiguo y familiar de homínido en los artículos científicos. No es un error tipográfico o un neologismo de computación, sino un reflejo de la creciente comprensión antropológica de nuestros ancestros humanos y a otras especies relacionadas cercanamente. Según lo que dice el arqueólogo y escritor científico K. Kris Hirst en About.com:

Hasta la década de 1980 los antropólogos seguían generalmente el sistema taxonómico creado en el siglo XVIII por el científico Carl Linnaeus, cuando hablaban de las varias especies de humanos. La familia de los Hominoides incluía la sub-familia de los Homínidos (los seres humanos y sus ancestros) y la de los Antropoides (chimpancés, gorilas y orangutanes). El problema es que estudios moleculares recientes muestran que los humanos, los chimpancés y los gorilas están más cerca unos de otros que con los orangutanes. Así que los científicos separaron a los Hominoides en dos sub-familias: Ponginae (orangutanes) y Homininae (humanos y sus ancestros, junto a los chimpancés y los gorilas). Pero todavía necesitamos un modo de estudiar a los humanos y a sus ancestros como un grupo separado, de modo que los investigadores propusieron otra división más de la sub-familia Homininae, para incluir a los Hominini (humanos y sus ancestros), a los Panini (chimpancés) y a los Gorillini (gorilas).

Básicamente, un hominino es lo que se solía denominar un homínido: una criatura que es humana o ancestro de los humanos. Esto incluye a todas las especies Homo (Homo sapiens, H. neanderthalensis, Homo ergaster, etc.), a todos los Australopitecinos (Australophitecus africanus, A. boisei, etc.) y a otras formas antiguas. Por contraste, el término “homínido” incluye a todos los grandes simios, abarcando a los chimpancés, gorilas, orangutanes y humanos. La ciencia, o al menos la terminología científica, sigue adelante. Abajo se muestra un árbol familiar actualizado:

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Un árbol familiar simplificado para los Homínidos/Homininos.
©TheResilientEarth..com

Que el cambio climático afecta a la vida, es algo aceptado. Por ejemplo, cambios significativos en la flora y en la fauna ocurrieron hace unos 34 millones de años, cuando la Tierra se enfrió abruptamente y grandes glaciares se desarrollaron por primera vez en la Antártida. Las nuevos formas de vida que aparecieron posteriormente estaban mejor adaptadas a los nuevos medioambientes que emergieron: regiones polares más fríos, una estacionalidad más marcada, y tierras áridas. Como dijimos antes, el desarrollo de los homininos entró en alta velocidad durante el transcurso hacia la Edad de Hielo del Pleistoceno.

Una vez que la Edad de Hielo del Pleistoceno entró de lleno, ocurrieron desarrollos evolutivos más importantes. Entre 1,9 y 1,6 millones de años atrás, apareció la primera especie hominina parecida a los humanos modernos, Homo erectus, con grandes cerebros, dentición similar, y la habilidad de manufacturar refinadas herramientas de piedra. También hace aproximadamente 1,6 millones de años comenzó el primer éxodo desde África hacia Europa y el sur de Asia.

Por supuesto, los humanos no fueron las única forma de vida que evolucionó. La primera aparición de hierbas modernas C4 (uno de los dos tipos de fotosíntesis) llevó a una declinación en la forestación y a la expansión de las sabanas, particularmente en África. Esto, a su vez, llevó al desarrollo de nuevas especies animales. Según deMenocal, “aparecieron muchas especies nuevas de bóvidos apacentadores con dentición especializada (molares hipsodontes) para procesar la dieta herbal abrasiva. Estas y otras evoluciones se muestran en la figura de más abajo:

cambios_evolutivos_y_paleoclimáticos_en_Africa
Cambios evolutivos y paleoclimáticos en África.
©TheResilientEarth

No solamente estaban evolucionando los seres humanos, sino también los animales de los que llegarían a depender. La evidencia apunta a las cambiantes condiciones climáticas y a los acompañantes cambios medioambientales como los factores impulsores de la evolución humana. La cuestión real es, ¿qué es lo que estaba impulsando los cambios en el clima? Citando nuevamente a deMenocal:

Los cambios climáticos en África durante los últimos cinco millones de años llevan la firma de dos procesos separados. El forzamiento de la precesión orbital (con un período de unos 20 000 años) actuó como un “marcapasos monzónico” que fluctuó entre condiciones húmedas y secas. Una tendencia a largo plazo hacia condiciones más variables y crecientemente más secas se superpone a estos ciclos húmedo-seco, comenzando hace unos 3 millones de años y que llegó a su pico entre 1,8 y 1,6 millones de años atrás.

La precesión orbital es uno de los bien conocidos Ciclos de Milankovitch. Lo que aquí se sostiene es que, sobre la variación cíclica causada por la precesión, también está trabajando una bien establecida tendencia hacia condiciones más áridas. Esto tiene sentido, ya que el clima de la Tierra se ha enfriado y una gran cantidad de agua ha quedado aprisionada en el hielo glacial a lo largo de los últimos tres millones de años.

Esta tendencia debería ser tenida en cuenta la próxima vez que un alarmista del cambio climático comience a balbucear sobre sequías causadas por un calentamiento global. Es cierto que los cambios climáticos pueden hacer crecer a los desiertos y hacer que las selvas y las sabanas se vuelvan áridas. Tengamos en cuenta que, entre 15 000 y 5000 años atrás, el moderno desierto del Sahara estaba casi completamente cubierto de vegetación, con grandes lagos permanentes y abundante vida salvaje. Si la desertificación del Sahara hubiera sucedido recientemente, seguramente se habría culpado a los seres humanos. De hecho, hay quienes culpan a los humanos del cambio climático del Holoceno temprano.
La teoría actual es que los incrementes precesionales en la radiación estival estimularon a los monzones, llevando más lluvias al interior de África. Esto acentuó la inundación anual del Nilo, enviando mayores escorrentías hacia el Mediterráneo oriental, lo que produjo que sedimentos orgánicos ricos (sapropeles) se depositaran en el lecho marino. Las muestras estratigráficas de los últimos millones de años contienen cientos de capas de estos sapropeles. No es coincidencia que estas capas tiendan a aparecer en grupos de 100 000 y 412 000 años que están relacionados con la modulación de los ciclos monzónicos de precesión orbital y con la excentricidad de la órbita terrestre, otro de los Ciclos de Milankovitch. El Dr. deMenocal resume el pensamiento actual de esta forma:

Las hipótesis que relacionan los cambios climáticos y de fauna en África están constreñidos por estas nuevas observaciones. Los linajes de la fauna típicamente persistieron a través de docenas de ciclos humedad-aridez, de modo que es improbable que la variabilidad de escala orbital por sí sola fuera un agente de selección. Igualmente, las hipótesis anteriores que enfatizaban únicamente el desarrollo unidireccional de la vegetación abierta no capturan la ahora evidente complejidad de la variabilidad climática africana. Estas visiones postulan que la creciente variabilidad climática llevó a cambios climáticos y ecológicos que se fueron haciendo progresivamente más grandes en amplitud.

Todo esto hace que los científicos lleguen a la conclusión de que los cambios en el clima terrestre, particularmente desde el inicio de la Edad Glacial del Pleistoceno, creó al mundo en el que evolucionaron nuestros ancestros. Muchos antropólogos piensan que los primeros seres humanos surgieron en las áridas planicies abiertas de África. Antes de los cambios climáticos que discutimos más arriba, estas planicies abiertas no existían. Pero más que eso, fue la inconstancia climática la que forzó a los humanos a desarrollar su conjunto único de capacidades, capacidades que nos distinguen de los otros primates.

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El hombre evolucionó en las planicies áridas y abiertas de África.
©TheResilientEarth

Somos criaturas creadas por nuestro medioambiente, como todas las otras formas de vida con las que compartimos este planeta. Como relatamos anteriormente, los cambios del clima son causados por tendencias a largo plazo, impulsadas primariamente por cambios geológicos en la configuración superficial del planeta, y por ciclos de mediano término dictados por la variación orbital de la Tierra. En el corto término, ha habido y habrá aberraciones, actividad volcánica, impactos de asteroides, emisiones gigantescas de metano del suelo marino, etc., pero estas tienen únicamente efectos transitorios en el sistema terrestre. Los más grandes esfuerzos de los seres humanos caen dentro de esta última categoría y pueden tener únicamente un impacto fugaz en el clima de la Tierra, en el peor de los casos.

El clima terrestre, y el cambio climático en sí mismo, han ayudado a convertirnos en humanos. Hoy en día hay quienes se emocionan demasiado porque piensan que estamos cambiando ese mismo clima. Como se afirma en el informe del NRC (National Research Council = Consejo Nacional de Investigación): “Además de responder a los factores medioambientales, los organismos también modifican al medioambiente, a menudo en formas profundas. Los humanos no son una excepción, y tienen un efecto profundo en el sistema terrestre”.

En otras palabras, cualquier efecto que tengamos en el medioambiente es todo parte de la naturaleza, y la naturaleza está continuamente adaptándose al cambio. Los alarmistas del cambio climático y los eco-calzonazos de todas partes necesitan chequear su medicamentación y calmarse, porque intentar detener el cambio climático es como intentar detener la evolución.

Cuídense, disfruten el interglacial y manténgase escépticos.

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”evolución_humana”

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Artículo original: “Did Climate Change Make Us Human?”
Fecha: Febrero 24, 2011
Enlace con el artículo original:
aquí
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4 comentarios:

Felipe Postigo dijo...

Hola Heber. Encontre, por casualidad, tu blog hace algunas semanas y desde entonces lo visito con cierta regularidad por que me parece francamente interesante. Si no te importa te enlazaré en el mio para seguirte mejor.

Un saludo y enhorabuena

Heber Rizzo dijo...

Encantado.
Tu blog también me pareció muy interesante.
Deberiamos encontrarnos un día para tomar algo disfrutando el sol en la plaza Biscós.

Felipe Postigo dijo...

¡Hombre! Eso está hecho.

Anónimo dijo...

Gran post.