Un revelador testimonio sobre las mentiras del alarmismo climático
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Patrick Moore (biografía en inglés) es un famoso científico y ambientalista, co-fundador y ex-presidente de Greenpeace. El 25 de febrero de 2014 presentó su testimonio ante el Comité de Medio Ambiente del Senado de los EE.UU.
Entre sus principales declaraciones, Moore manifestó lo siguiente:
“No existe ninguna prueba científica de que las emisiones humanas de dióxido de carbono (CO2 o anhídrido carbónico) sean la causa dominante del pequeño calentamiento de la atmósfera de la Tierra a lo largo de los últimos 100 años. Si tal prueba existiera estaría puesta por escrito para que todos pudieran conocerla. No existe ninguna prueba real, tal como se las considera en la ciencia”.
…
“Estos juicios (las afirmaciones y predicciones del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU) se basan, casi en su totalidad, en los resultados de sofisticados modelos de computadora diseñados para predecir el futuro del clima global.
Como se ha hecho notar por muchos observadores, entre ellos el Dr. Freeman Dyson del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, un modelo de computadora no es una bola de cristal. Podemos considerarlos sofisticados, pero no podemos predecir el futuro con un modelo de computadora mejor de como lo haríamos con bolas de cristal, tirando huesos o apelando a los dioses.
Quizás la forma más simple de dejar en claro la falacia de la “certidumbre extrema” es observar el registro histórico.
Con el registro histórico, tenemos un cierto grado de certidumbre comparado con las predicciones sobre el futuro. Cuando la vida moderna evolucionó hace algo más de 500 millones de años, los niveles de CO2 eran más de 10 veces más altos que ahora, y sin embargo la vida floreció en esa época.
Luego, hace unos 450 millones de años, ocurrió una Edad de Hielo, y los niveles de CO2 seguían siendo 10 veces más altos que los actuales. Hay alguna correlación, pero muy poca evidencia, para sostener una causalidad directa entre el CO2 y las temperaturas a lo largo de los milenios.
El hecho de que hubiera tanto temperaturas más altas como una edad de hielo cuando los niveles de CO2 eran diez veces más altos que los actuales contradice fundamentalmente la certidumbre de que las emisiones humanas de CO2 sean la causa fundamental del calentamiento global.
Hoy en día vivimos en un período inusualmente frío de la historia de la Tierra y no hay ninguna razón para creer que un clima más cálido pudiera no ser sino más beneficioso para la humanidad y para la mayoría de las otras especies. Hay muchas razones para creer que un pronunciado enfriamiento del clima podría provocar resultados desastrosos para la civilización humana”.
Mientras tanto, las medidas “ambientalistas” impulsadas por el alarmismo climático (impuestos al uso de la energía y de los combustibles fósiles y trabas para el desarrollo de los países más pobres) han logrado solamente la pobreza energética en nuestros países desarrollados y el mantenimiento de las condiciones miserables de vida que todavía subsisten entre los pueblos menos afortunados del planeta.
Un ejemplo claro de esto lo podemos ver en lo que el estado español gasta anualmente en la protección del medio ambiente y del cambio climático (números oficiales de 2010, que son los más cercanos que tenemos – ver aquí): el 2,27% del Producto Interior Bruto, o sea la friolera de 24.120,81 millones de euros (en letras y para que quede más claro, son veinticuatro mil ciento veinte millones de euros). Y todo ello para combatir las emisiones de un gas (CO2) que no solamente no es contaminante sino que es necesario para la vida (ver aquí) y para luchar contra un pretendido cambio climático causado por el hombre, ignorando la realidad de que esos cambios han venido ocurriendo, por causas naturales, a lo largo de toda la historia de nuestro planeta.
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